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Mostrando entradas de octubre, 2012

Decrecimiento y posdesarrollo.

El multimillonario Warren Buffet lo dejó claro hace unos años: “It's class warfare, my class is winning, but they shouldn't be.”   Es decir, el capital está ganando la vieja guerra. Y lo peor de esta derrota histórica y absoluta es que el otro bando, el mundo del trabajo, se ha quedado sin argumentos, es decir, sin armas. El capital se apoderó de la idea de la “libertad”, sin que la “fraternidad” ni la “igualdad” hayan servido de mucho.  Con los ejércitos socialdemócratas cautivos y desarmados, incluso han convencido a las clases medias del sur de Europa de que los ajustes de ahora son medidas pasajeras. Que todo volverá a ser como antes. Que cuando pase esto, se volverá a invertir en los servicios públicos comunes, que la edad de jubilación volverá a los 65, que volverá a llover en el otoño.  En esa gran guerra dialéctica del XXI, todo gira alrededor del concepto de la recuperación del crecimiento. Cuando vuelva a haber crecimiento, disminuirá el desempleo y de

The dead girl.

Anoche, como quien no quiere la cosa, la 2 echó esta peli. Se trata de cinco historias breves que giran alrededor del hallazgo del cadáver de una chica. Más que historias se trata de los retratos de 5 mujeres (incluyendo la víctima). La directora, Karen Moncrieff, nos ha evitado la molestia de intentar relacionarlas mediante trucos de guión y en realidad, vemos cinco cortos de veinte minutos prácticamente independientes,   lo que siempre resulta más facilón. La peli está muy bien. Quedé enganchado con la primera historia y aparqué la biografía del gran Max Planck que me entretiene las últimas noches. El cadáver de la prostituta Brittany Murphy aparece una y otra vez, en las cinco historias. Bien en la mesa de la morgue, bien en fotos, o desnuda y ensangrentada, en esa ladera de algún pueblucho del sur de California, desde la que ve el cielo con sus ojos sin vida. Una luz cruda y amarilla baña toda la peli, que deja una sensación triste y vacía. Me fui a la cama con cierta ve

El jueves

Me compré "El jueves" durante bastantes años. Todavía hay por los rincones de mis dos casas viejos ejemplares. Esos “tebeos” que mi madre desearía tirar. Entonces no existía Internet y la rabia y la inteligencia aún viajaban en papel. "El jueves" no era la mejor revista cómica del mundo, ni siquiera era la mejor revista en español (imagino que en Argentina debe haber maravillas). Tampoco era la mejor revista de la historia del humor gráfico en España; pero era digna. Y eso vendía en una época en la que la dignidad todavía era importante. Hasta participé, como aficionado, en una revista. Supongo que queríamos ser como los de “El jueves”. Después dejé de reírme y murieron Perich e Ivà y todos nos hicimos adultos y pedimos hipotecas. Y dejé de comprármela habitualmente. Aún así, de vez en cuando, me hacía con algunos "Pendones del humor", por ejemplo: el imprescindible Martínez el Facha, de Kim, o los brutales "Ortega y Pacheco", del murc