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Mostrando entradas de abril, 2022

Oscuridades del ajedrez.

El ajedrez tiene buena imagen social. Generalmente, se lo asocia a la inteligencia, a las clases acomodadas, a cierta sofisticación intelectual o artística. A cualquier padre le parece bien que sus hijos tengan ajedrez como actividad extraescolar (además, es de las más baratas). Todo aquello del valor propedéutico, de que favorece la memoria geométrica, la toma de decisiones, la responsabilidad sobre los propios actos, es cierto. Pero también es cierto que se puede convertir en una pasión arrebatadora que consume vidas. Se dice que "life is not long enough for it, but that is the fault of life, not chess.” Con más intuición que técnica, cualquier guionista mediocre que quiera hacer una historia de esas que tocan la mente, las pasiones y los asesinos en serie, tiene la estúpida idea de colocarla en alguna especie de campeonato mundial de ajedrez.  Aquellos de nosotros para los que el ajedrez es algo más que un hobby sabemos que el asunto no es tan brillante, ni tan sofisticado; per

Bizkaia maite (2).

En la primera mitad del siglo XX se reprochaba al PNV que pretendiera hacer de su tierra algo así como "el Vaticano del Cantábrico". Después, en la segunda mitad, se reprochaba al nacionalismo de izquierdas que pretendiera hacer de Euskal Herria "la Albania del Cantábrico". Ni unos ni otros consiguieron su objetivo; pero lograron muchas cosas. Hoy en día, la Comunidad Autonóma Vasca es un país avanzado y rico que administra sus propios impuestos, con muchas estructuras de estado destinadas la "construcción nacional". En la Comunidad Foral, el vasquismo tiene, si no la hegemonía cultural a lo Gramsci, cierta clase de mayoría social y se acerca poco a poco a la mayoría política. Incluso en Iparralde empiezan a verse ikastolas. Si Sabino levantara la cabeza, se sentiría feliz de ver que muchos de los privilegios forales perdidos en 1876 (y en 1937) se recuperaron (la Constitución española de 1978 lo dice expresamente). Aunque luego vería niños apellidados Gar

Bizkaia maite (1).

Tomo el título de la hermosa canción de Lertxundi sobre la más occidental de las provincias vascas, que hemos visitado durante las vacaciones de Pascua. Aprovecharé para reseñar cosas que he leído y he visto sobre el País Vasco.  En el viaje, observé a menudo el contraste humano y cultural que alberga Vizcaya. Una cuestión de altitud, por así decirlo. Abajo, en los estrechos valles fluviales, los pueblos superpoblados que han ido recibiendo durante ciento cincuenta años a  miles de emigrantes, que venían a saciar su hambre. Y las fábricas que les dieron trabajo a ellos y riquezas enormes a la burguesía local. Arriba, semiescondidos entre los bosques de las colinas, los caseríos donde habitan los campesinos autóctonos, con su lengua, sus costumbres austeras, su ganado y sus desconfianzas. Ya advertimos aquí esta brecha geográfica en Guipúzcoa. La vi también en Vizcaya, concretamente en la comarca de Uribe, donde hemos pasado unos días soleados y tranquilos. También en la Basílica de Be

Le chant du loup.

Siempre me han impresionado los submarinos, y las pelis y documentales sobre ellos. Aunque ninguna supera "Das boot" , que reseñamos hace un tiempo.  De todas las máquinas de matar que ha inventado el hombre, el submarino me parece la más prodigiosa y maligna. La muerte, como saben bien los pueblos indígenas, casi siempre viene desde el mar. En este caso, silenciosa, sutil, desde el fondo del mar. Si la Alemania nazi tuvo alguna opción de ganar la guerra (guerras) de 1914 y de 1939, algo imposible según la mayoría de los historiadores, fue gracias al arma submarina. Algunos marinos británicos consideraban a los submarinos algo indigno, traicionero. Hace gracia que un militar británico piense que los otros son los traicioneros. Esta peli comienza con una frase memorable (que atribuyen a Aristóteles): " Il y a trois sortes d'hommes: les vivants, les morts et ceux qui vont sur la mer ". Trata de uno de los submarinos franceses SNLE ( Sous-marin nucléaire lanceur d&