Ir al contenido principal

La economía del fraude inocente. John K. Galbraith


En pleno crack financiero, he releído este breve ensayo, que pasa por ser el testamento intelectual del célebre e influyente economista norteamericano John Kenneth Galbraith. Aunque el subtítulo que los editores españoles le han puesto al libro: "La verdad de nuestro tiempo" puede parece excesivo, no anda del todo desencaminado. El viejo Galbraith intenta mostrar lo que considera que es el verdadero modelo económico global. Aunque alguna de sus conclusiones puede ser discutible, no se le puede reprochar falta de ambición o de visión de conjunto.
Según Galbratih, ya no es adecuado llamar al sistema "capitalista" o de "economía de mercado" puesto que el capitalismo implica poder del poseedor del capital y mercado poder del consumidor, y en la actualidad, el poder no lo tienen ni unos ni otros, sino las minorías que gestionan las burocracias de las grandes corporaciones. Así que propone como nuevo nombre del modelo "sistema corporativo". En la crisis que se nos viene encima, es evidente que las burocracias que gestionan las finanzas no han trabajado para el bien de los accionistas, sino para su beneficio propio a corto plazo.
También discute la tradicional distinción entre economía pública y economía privada y pone como ejemplo, la influencia que las grandes corporaciones tienen en las decisiones públicas estadounidenses, en especial en lo que se refiere a política exterior o defensa. Cita la famosa predicción de Dwight D. Eisenhower acerca del "complejo militar-industrial". No sé hasta qué punto es válida esa discusión para Europa.
Por último, ataca el mito de que pueda hacerse algo al respecto de las recesiones o de los procesos inflacionarios (en especial critica, como buen demócrata, las reducciones de impuestos a las clases más pudientes e influyentes). Dice "son acciones manifiestamente ineficaces, pues no consiguen hacer lo que se supone que deben hacer. Pese a ellas, la recesión y el desempleo o el auge y la inflación se mantienen. He aquí nuestra más apreciada y, si se la examina con cuidado, más evidente forma de fraude". Estas últimas consideraciones son de especial actualidad: ¿qué deben hacer la Reserva Federal o el Banco Europeo ante la gran estafa que ha supuesto la burbuja crediticia de la última década? ¿deben hacer algo?
Si alguno de nuestros políticos hubiera leído algo en la vida, aparte de sus apuntes de Derecho Romano, quizá citaría a Galbraith en el actual debate.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Las bombas del 11M. Relato de los hechos en primera persona (1).

Todo el mundo dice recordar lo que estaba haciendo la mañana del jueves, 11 de marzo de 2004. Yo estaba durmiendo, y posiblemente, me levanté tarde y con algo de resaca. Quizá por ello, en los primeros momentos, no fui consciente ni de la terrible magnitud del atentado ni de las implicaciones políticas que tenía. No recuerdo exactamente cuándo me enteré de las cifras. Pero como a cualquier persona normal, se me debió helar la sangre en las venas. Acudí con mi hermano a la manifestación del 12 por la tarde. La tristeza no dejaba mucho sitio a la reflexión. Como le pasaba a mucha de la gente que había allí, la última mani a la que había ido fue alguna del año anterior contra la invasión de Irak, ese capricho imbécil del presidente Aznar. Desde su elevadísima altura, había decidido que su sucesor en el cargo sería M. Rajoy. Precisamente, los voceros del gobierno y los votantes del PP más perspicaces sí que advirtieron rápidamente el efecto político que tendría el atentado. La noche del 12

Las bombas del 11M. Relato de los hechos en primera persona (3).

Si no hubiera habido elecciones el 14 de marzo, los hechos que he descrito en la entrada anterior no se habrían puesto en duda. Los posibles fallos policiales y de inteligencia previos a los atentados (especialmente, los relacionados con la llamada "trama asturiana" y el control de la dinamita) habrían sido más o menos ocultados a la opinión pública y salvo en las casas de las víctimas, la vida seguiría más o menos igual. Pero hubo elecciones y el PP y muchos de sus votantes sintieron que se las habían "robado" y que Zapatero era un presidente "ilegítimo". Así que es lógico que, durante un tiempo, en el partido perdedor, negaran la realidad. Necesariamente tenía que ser ETA, porque nosotros nunca mentimos y los que fallaron fueron los votantes, que se dejaron engañar. Ya se sabe que los españoles son flojos e influenciables. En la comisión de investigación parlamentaria del 2004, muchas de las preguntas del PP intentaron, sin éxito, vincular a ETA con los

Las bombas del 11M. Relato de los hechos en primera persona (2).

En la mañana del 11 de marzo de 2004, un grupo de 10 terroristas yihadistas de origen magrebí colocaron trece mochilas bomba en trenes de cercanías en Madrid. Algunos de los terroristas habían sido previamente vigilados por la policía, e incluso alguno ya había sido condenado. No se probó judicialmente quiénes fueron los que dieron la orden y uno de los que puso las bombas no ha sido identificado. Los atentados de Casablanca del año anterior, en los que murieron 33 víctimas y 12 suicidas y las repetidas amenazas contra España en los medios yihadistas eran indicios claros de que se preparaba algo brutal; pero quizá los servicios de inteligencia no funcionaron bien. El explosivo era dinamita Goma-2 ECO. Tanto la dinamita como los detonadores fueron comprados al delincuente asturiano Suárez Trashorras, con el que el terrorista Jamal Ahmidan entró en contacto a través de otro delincuente, Rafa Zouhier. Los tres ya eran conocidos y confidentes de la policía antes de los atentados. E incluso