Ir al contenido principal

La Nueve. E. Mesquida.


Siempre me ha interesado cómo los pueblos o los Estados reescriben la historia, su historia, para hacerla más digerible, más presentable. El caso paradigmático sería la Francia de De Gaulle, que para recuperar el estatus ideológico de vencedora en la Segunda Guerra Mundial, se tuvo que inventar que se había liberado a sí misma y tuvo que ocultar el colaboracionismo de gran parte de su población.

Y entre las víctimas de ese olvido están los republicanos españoles que integraron masivamente la resistencia y también formaron parte, como tropa regular, de los diversos ejércitos aliados. La "Nueve" fue una de las compañías que formaban la segunda División Blindada de la Francia Libre, dirigida por el general Leclerc. La "Nueve", que siempre fue conocida por su nombre en castellano, fue la más heroica de las unidades que Francia pudo aportar en la lucha contra los invasores. Combatieron en África, en Normandía y fueron los primeros en entrar en París. Pero la reinvención de la historia la fue ocultando. Los rojos españoles no quedaban bien en la foto, ni los negros del Chad, ni los moros. Hace poco echaron en la 2, "Días de gloria (Indigènes)", que trata este mismo tema.

Enrique me había hablado de un libro que contaba las hazañas bélicas de los españoles y la semana pasada, su autora, lo presentaba en Valencia. Allí se contó que los tres primeros tanques en París fueron el Guadalajara, el Teruel, el Don Quichotte. Pequeñas revanchas de los derrotados una y mil veces, los más valientes, los más dignos. Pobres diablos. No fue Brad Pitt, sino el extremeño Gutiérrez el primero que encañonó a Von Choltitz, aunque la Wikipedia en francés no lo diga. Si uno quiere tener un ratito de emociones, en lugar de ver "Malditos bastardos" puede leer las aventuras de aquellos bravos que no tenían nada que perder y a los que el mundo se les vino encima cuando comprendieron que habían sido utilizados y que la guerra acababa en Berchtesgaden y no en El Pardo.

Después de la conferencia, nos fuimos a tomar unas cervezas en el Ritz, uno de los tugurios más mugrientos de la Avenida del Puerto. Yo andaba pensando que la historia no está compuesta de hechos, sino de silencios, de silencios enormes como el desierto.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Las bombas del 11M. Relato de los hechos en primera persona (1).

Todo el mundo dice recordar lo que estaba haciendo la mañana del jueves, 11 de marzo de 2004. Yo estaba durmiendo, y posiblemente, me levanté tarde y con algo de resaca. Quizá por ello, en los primeros momentos, no fui consciente ni de la terrible magnitud del atentado ni de las implicaciones políticas que tenía. No recuerdo exactamente cuándo me enteré de las cifras. Pero como a cualquier persona normal, se me debió helar la sangre en las venas. Acudí con mi hermano a la manifestación del 12 por la tarde. La tristeza no dejaba mucho sitio a la reflexión. Como le pasaba a mucha de la gente que había allí, la última mani a la que había ido fue alguna del año anterior contra la invasión de Irak, ese capricho imbécil del presidente Aznar. Desde su elevadísima altura, había decidido que su sucesor en el cargo sería M. Rajoy. Precisamente, los voceros del gobierno y los votantes del PP más perspicaces sí que advirtieron rápidamente el efecto político que tendría el atentado. La noche del 12

Las bombas del 11M. Relato de los hechos en primera persona (3).

Si no hubiera habido elecciones el 14 de marzo, los hechos que he descrito en la entrada anterior no se habrían puesto en duda. Los posibles fallos policiales y de inteligencia previos a los atentados (especialmente, los relacionados con la llamada "trama asturiana" y el control de la dinamita) habrían sido más o menos ocultados a la opinión pública y salvo en las casas de las víctimas, la vida seguiría más o menos igual. Pero hubo elecciones y el PP y muchos de sus votantes sintieron que se las habían "robado" y que Zapatero era un presidente "ilegítimo". Así que es lógico que, durante un tiempo, en el partido perdedor, negaran la realidad. Necesariamente tenía que ser ETA, porque nosotros nunca mentimos y los que fallaron fueron los votantes, que se dejaron engañar. Ya se sabe que los españoles son flojos e influenciables. En la comisión de investigación parlamentaria del 2004, muchas de las preguntas del PP intentaron, sin éxito, vincular a ETA con los

Las bombas del 11M. Relato de los hechos en primera persona (2).

En la mañana del 11 de marzo de 2004, un grupo de 10 terroristas yihadistas de origen magrebí colocaron trece mochilas bomba en trenes de cercanías en Madrid. Algunos de los terroristas habían sido previamente vigilados por la policía, e incluso alguno ya había sido condenado. No se probó judicialmente quiénes fueron los que dieron la orden y uno de los que puso las bombas no ha sido identificado. Los atentados de Casablanca del año anterior, en los que murieron 33 víctimas y 12 suicidas y las repetidas amenazas contra España en los medios yihadistas eran indicios claros de que se preparaba algo brutal; pero quizá los servicios de inteligencia no funcionaron bien. El explosivo era dinamita Goma-2 ECO. Tanto la dinamita como los detonadores fueron comprados al delincuente asturiano Suárez Trashorras, con el que el terrorista Jamal Ahmidan entró en contacto a través de otro delincuente, Rafa Zouhier. Los tres ya eran conocidos y confidentes de la policía antes de los atentados. E incluso