El sistema necesita la vida, el crecimiento, que nada se detenga. En cuanto ha habido que parar un poco, el capitalismo ha temblado. En cuanto la muerte ha asomado su sombra, el sistema ha entrado en crisis. Escondemos la muerte. Muchos gobiernos esconden directamente el número de muertos. El bicho nos ha enseñado que la muerte está ahí, siempre. Que es la otra cara del trozo de torta que he desayunado. Y que es imprescindible. Llevábamos mucho tiempo escondiendo la muerte. Porque el sistema, el Dow Jones, los precios del Brent y del Texas, las oficinas de patentes y las fábricas de medicamentos necesitan contínuamente celebrar los cumpleaños, los paisajes bonitos, la cerveza fresca y los blogs aburridos, celebrar la vida. Ocultar la muerte en otro lado, en tanatorios lejanos (que hoy andan desbordados), en países lejanos que producen coltán o diamantes, en granjas industriales que producen toneladas de tocino (y de microorganismos resistentes a las micromuertes que nuestra astucia les va recetando).
Mentí a Merche y le dije que esta peli que vimos en Filmin no trataba de la vida y la muerte. Que trataba sobre la amistad entre dos chicas. Pero era mentira, trataba de la vida y la muerte. Disfrutamos la peli, la Barrymore y la Colette son excelentes actrices y Londres soleada es una hermosa ciudad llena de vida. Yo pensé en la vida y la muerte en este 2020. Muere gente. Nacen niños, incluso en Teruel. Y hay amigas que brindan por la vida.
Mentí a Merche y le dije que esta peli que vimos en Filmin no trataba de la vida y la muerte. Que trataba sobre la amistad entre dos chicas. Pero era mentira, trataba de la vida y la muerte. Disfrutamos la peli, la Barrymore y la Colette son excelentes actrices y Londres soleada es una hermosa ciudad llena de vida. Yo pensé en la vida y la muerte en este 2020. Muere gente. Nacen niños, incluso en Teruel. Y hay amigas que brindan por la vida.
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