Para que la reseñara en el programa de radio sobre ajedrez de Alzira Ràdio "Negras o blancas" (6/04/2020), Rafa me envió esta peli. El ajedrez forma parte de la trama. Me tuve que esforzar para acabarla porque la cosa no tiene ni pies ni cabeza. Huyan de ella.
1962: la crisis de los misiles de Cuba. En Polonia, han organizado un match de ajedrez entre un fuerte jugador soviético, que no sabemos si es Campeón del Mundo o Campeón de su pueblo. Los norteamericanos mandan al profesor Mansky que es un tipo muy listo y siempre va borracho. Mansky no solamente es el típico genio maldito que juega al ajedrez como un dios (Fischer), también fue decisivo ayudando a Oppenheimer en el proyecto Manhattan y en un momento dado del bodrio, usa la teoría de Juegos (Nash) para aconsejar a Kennedy y salvar al mundo . Y cada diez minutos, se aprieta una botella de vodka polaco. Como ven, le han embutido suficientes temas al personaje como para reventarlo. Pero lo peor del asunto es que no se entiende la trama de espionaje y contraespionaje a la que el match sirve de cobertura. Que Caissa les maldiga.
Una pena. Porque Netflix ponía la pasta para pagar el elenco (Bill Pullman) y Polonia ponía los decorados y el atrezzo para trasladarnos a aquellos años de la guerra fría (impresionantes las vistas del edificio "Palacio de Iósif Stalin de Cultura y Ciencia"). Podrían haber aprovechado de cien maneras alternativas tanto condimento.
1962: la crisis de los misiles de Cuba. En Polonia, han organizado un match de ajedrez entre un fuerte jugador soviético, que no sabemos si es Campeón del Mundo o Campeón de su pueblo. Los norteamericanos mandan al profesor Mansky que es un tipo muy listo y siempre va borracho. Mansky no solamente es el típico genio maldito que juega al ajedrez como un dios (Fischer), también fue decisivo ayudando a Oppenheimer en el proyecto Manhattan y en un momento dado del bodrio, usa la teoría de Juegos (Nash) para aconsejar a Kennedy y salvar al mundo . Y cada diez minutos, se aprieta una botella de vodka polaco. Como ven, le han embutido suficientes temas al personaje como para reventarlo. Pero lo peor del asunto es que no se entiende la trama de espionaje y contraespionaje a la que el match sirve de cobertura. Que Caissa les maldiga.
Una pena. Porque Netflix ponía la pasta para pagar el elenco (Bill Pullman) y Polonia ponía los decorados y el atrezzo para trasladarnos a aquellos años de la guerra fría (impresionantes las vistas del edificio "Palacio de Iósif Stalin de Cultura y Ciencia"). Podrían haber aprovechado de cien maneras alternativas tanto condimento.
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