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"La gran tentación" M. Ros Agudo.


En los últimos años, han tenido gran éxito de ventas diversos libros que reinterpretaban aspectos de la historia española contemporánea desde un punto de vista que se ha dado en llamar "revisionista". Es decir, sus autores intentan justificar, en la medida de lo posible, el golpe de estado del 36, realzar los crímenes cometidos en la zona republicana u ocultar los aspectos más terribles de la dictadura posterior. No soy historiador profesional; pero creo que es difícil rebatir los argumentos de alguno de estos autores porque se mueven a menudo en el campo de la interpretación de intenciones, no en el de la constatación de los hechos. Sus fuentes son, por lo general, las memorias o biografías personales y no los documentos.
Así que la aparición de este libro es una brisa fresca en este ambiente enrarecido. El autor demuestra, sin lugar a dudas, que el régimen triunfador de la Guerra española era un régimen fascista y agresivo y que estuvo a punto de participar como beligerante en la Segunda Guerra Mundial, por propia voluntad. Después, ese mismo régimen transmitiría la imagen de que la galleguísima astucia del Caudillo había evitado a España las penurias del conflicto mundial (y de rebote, conseguir que ese mismo régimen sobreviviera). Pero los documentos militares estudiados por el autor y que habían permanecido inéditos hasta ahora, muestran que Franco y los otros generales africanistas que le rodeaban estuvieron a punto de ordenar el ataque al Marruecos francés, a Gibraltar y al Midi francés. Verano de 1940: el sufrimiento de la población civil española les parecía poco y era la oportunidad histórica para vengar los "agravios" sufridos a manos de las dos potencias occidentales: Francia la republicana y la pérfida Albión. Fue "la gran tentación". ¿Quién podía dudar entonces de la victoria de Hitler?
Paradójicamente, los documentos demuestran que fue la actitud alemana (ni siquiera la italiana), la que hizo desistir en el último momento a Franco de ordenar el ataque. La historia, esa fulana ciega...

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