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Mostrando entradas de diciembre, 2015

Los cuentos y las cuentas de la independencia.

A las películas sobre bodas les pasa lo mismo que a las bodas. Que son aburridas. Aunque de vez en cuando, alguno con gracia cuente chistes porque va algo beodo. En “Ocho apellidos catalanes” el único que hace gracia es Elejalde. Porque los demás están apagados o previsibles. Es lo que tienen las secuelas. A diferencia de su predecesora , la historia no tiene ritmo y las parodias sobre los tópicos no escuecen. Las peripecias de Rovira y compañía podrían haber tenido lugar en cualquier otro sitio y nos hubiéramos reído o dejado de reír igualmente. Han hecho caja; pero la fórmula se les ha agotado. Quizá la cuestión es que el encaje simbólico de lo catalán (frente a lo vasco, lo andaluz, lo español) en el viejo juego de los tópicos y los chistes regionales no funciona. En plena transición, cuando ETA ponía un muerto a la semana en el telediario, algún prohombre advertía que el gran problema político de la España constitucional sería Catalunya, y no el País Vasco y Navarra. Y acert