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Mostrando entradas de octubre, 2008

Diccionarios humorísticos: Gran Enciclopedia de Aragón (preta)

Joaquín Carbonell y su amigo Roberto Miranda se lo debieron pasar tan bien escribiendo "Estatuto de Autonomía de Aragón. Plan B" que no pudieron resistirse a la tentación de seguir con la coña. Y se buscaron de cómplice al dibujante Alberto Calvo, el creador de Supermaño . Y de ahí salió la "Gran Enciclopedia de Aragón Preta", que recoje a modo de diccionario ilustrado 701 " definiciones, sinónimos, greguerías y alguna pachuchada ", más o menos relacionadas con Aragón. Del mismo modo que las antiguas Enciclopedias resumidas pretendían recopilar y sistematizar todos los conocimientos que un escolar debía tener, la "Enciclopedia preta" (apretada, resumida) pretende recoger y divulgar la manera aragonesa de ver el mundo, tremendista, irónica, desencantada. Obviamente, no lo consigue. Muchos humoristas han recurrido a la estructura de los diccionarios para perpetrar sus atentados. El mejor de todos ellos es "El diccionario del diablo" (1906

Fracture

En mi barrio hay un barbero, dos fruterías, un locutorio, dos badulaques, media docena de bodegas y un vídeo club. Aunque prefiero las bodegas, de vez en cuando me paso por el vídeo club. A menudo, salgo con las manos vacías porque casi todo lo que ofrecen son americanadas para adolescentes, gore y comedias de negros. Hace unos días, saqué esta peli atraído por la cara de Hopkins en la carátula. Y para mi sorpresa, me encontré una película entretenida y correcta. Se trata de un thriller judicial, en el que se plantea un duelo arquetípico entre Hopkins (que hace su papel favorito de manipulador inteligente) y Gosling (un fiscal ambicioso y guapetón que se enfrenta al que parece ser un fácil caso). Esa partida de ajedrez es, al principio, interesante; luego se hace un poco pesada. No se trata de un argumento especialmente original, ni la puesta en escena aporta mucho más que algunos de los mejores capítulos de las series clásicas de detectives; pero no hay ningún error grave ni el direct

Los ríos de color púrpura

Me llamó la atención que le hubieran soltado tanta pasta a un director europeo, Kassovitz, para hacer la fallida "Babylon A.C."; así que busqué este thriller que tuvo bastante repercusión cuando su estreno. Tenía críticas favorables y un título prometedor. Además, supongo que cubrió cuota europea de pantalla. La cosa empieza muy bien y muy clásica: un asesino en serie en un entorno natural sobrecogedor (los Alpes franceses), simbolismos cruzados (la pureza, la endogamia, el pasado, los ojos) un poquito de miedo y otro poquito de tripas. Y la clásica pareja de policías contrapuestos; pero ni Reno es Freeman ni Cassel es Pitt. Y entonces empiezas a darte cuenta de que la película tampoco es "Seven". Durante un rato es entretenida: los policías van de aquí para allá sin adivinar nada, el asesino les va dejando las miguitas. Pero así yo también me saco el carné de detective francés, si me van dejando todas las pistas. En un momento dado, Cassel se monta un numerito de a

Los limoneros.

El sábado fuimos al cine. Y mi novia eligió bien, porque vimos una coproducción franco-israelí, llena de inteligencia y sensibilidad. El planteamiento es fácil: Cisjordania, una palestina (Hiam Abbas) que vive de los limoneros que heredó de su difunto marido. El ministro de defensa israelí se muda a su lado y el servicio secreto decide talar los limoneros porque dificultan la vigilancia de la casa del ministro. La viuda Abbas se opone y el caso recorre el sistema judicial israelí. Es fácil ver el simbolismo de todo el asunto y la película podría haber caído rápidamente en un maniqueísmo simplificador. Pero el director (Riklis) se las apaña para ir sacando más cosas de la historia: la vida cotidiana de la viuda, las contradicciones internas de la sociedad palestina, las palabras en hebreo y en árabe, los problemas matrimoniales del Ministro de Defensa, etc... Es decir, la vida, más allá del conflicto en Palestina. La vida reflejada en el excelente sabor de la limonada que prepara Abbas,

Franco no estudió en Westpoint.

El tele-juez Garzón ha publicado el auto para iniciar la investigación y el proceso de crímenes políticos cometidos en el período 1936-52. Evidentemente, se trata de un brindis al sol con poco fundamento jurídico (como muchas de sus acciones judiciales contra la izquierda abertzale); pero tiene una importancia histórica. Por primera vez se aplica el concepto de justicia universal a España y por primera vez se escribe en un papel público los nombres de algunos de los culpables de la masacre de 1936-52: "...se solicita a los gobiernos civiles, confirmen la defunción de Francisco Franco Bahamonde, General de Brigada cuando ocurrieron los hechos" Me viene a la memoria este pequeño librillo sobre el dictador del historiador Gabriel Cardona. Al parecer, Cardona es un reconocido especialista en la historia contemporánea del ejército español: ya leí en su momento "Franco y sus generales. La manicura del tigre" (2002) y "El gigante descalzo. El ejército de Franco"

Coffee and Cigarettes.

Quizá no tengo la suficiente cultura cinematográfica para clasificar esta película. Y como no la sé clasificar, tampoco sé juzgarla. Creo que una parte del problema radica en que se trata de una colección de cortos. Algunos me gustaron; pero otros me sonaron repetidos o irrelevantes. Tuve la sensación de que como obra conjunta resulta fallida, floja, de que se hace humo en el aire, como los cigarrillos que fuman los protagonistas. Al parecer, Jarmush tuvo bastante éxito con un corto que presentó en Cannes en 1993. Decidió aumentar la cosa, contrató a varios actores buenos y a varios famosos norteamericanos (que no son tan famosos para nosotros) y repitió la fórmula 12 veces. Todos los cortos tienen el mismo planteamiento: los personajes se sientan alrededor de una mesa (a menudo, ajedrezada) y toman café y fuman. En algunas ocasiones, mantienen conversaciones intrascendentes. En otras, tiene lugar alguna negociación o propuesta profesional. En todos los casos, hay cierta tensión oculta

A brief history or Iceland. Gunnar Karlsson.

Una de mis muchas manías es la búsqueda de puntos flacos o errores en las historias que de sí mismos se construyen todos los Estados-Nación. La historiografía francesa o española, por ejemplo, ha ido montando a lo largo de los siglos una visión de sus colectivos "nacionales" que es la que se estudia y se repite en sus sistemas educativos con el fin de formar a sus futuros ciudadanos. Lo mismo intentan hacer ahora los nacionalismos periféricos. Esas historias están llenas de pequeñas o grandes invenciones, de omisiones interesadas y de aspectos discutibles. Ninguno de ellos es inocente. Así que cuando me acerqué a la historia de Islandia, me movía el mismo afán desmitificador. Me paseé por el Museo Nacional de Reykjavik y me compré este libro de Gunnar Karlsson dispuesto a poner todo en duda y a criticar. Pero me resultó imposible. La historia de Islandia aparece como una narración lineal y limpia, llena de poesía y heroísmo desde los primeros colonos (" settlers ")

Babylon A.C.

Anoche me metí en el cine del pueblo donde estoy de paso. La única posibilidad era esta superproducción supercostosa para adolescentes o para viajeros despistados. Me pareció que era o mala o muy mala. No estoy seguro de esto último, porque vi la peli en inglés y se me escaparon partes del rollo místico-apocalíptico del final. En cualquier caso, creo que no me perdí gran cosa: mundo en decadencia, poderes autoritarios, catástrofes ecológicas y confusión de idiomas (Babel). Supongo que Kassovitz quería hacer un nuevo "Blade runner"; pero hace falta mucha gracia para eso. Toda la película gira alrededor de un tipo duro con papada (Vin Diesel) que ensenya músculos y tatuajes y pega bofetadas para salvar a su Dulcinea (Melanie Thierry). En la peli salen unas espectaculares piruetas en moto de nieve. Los adolescentes islandeses que había en el cine, se meaban de la risa ante las exageraciones. Ya no se rieron tanto cuando salieron dos osos polares muertos a tiros. El calentamient