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Mostrando entradas de noviembre, 2016

Descanse en Paz.

Ayer, falleció a los 101 años de edad, José Iranzo Bielsa, conocido como "El pastor de Andorra". El nombre artístico que tuvo como jotero le describía bien. Cuidó el ganado durante toda su vida, junto a su mujer, también centenaria, a pesar de que fue uno de los cantadores de jota más importantes del siglo XX. Varias veces le oí decir a Joaquín Carbonell, que tiene algunas publicaciones sobre él, que José Iranzo era uno de los tipos más extraordinarios y sencillos que había conocido en su vida (y Joaquín ha conocido a tipos interesantes). Al parecer, el matrimonio vivió hasta bien mayores en su tierra de la Andorra de Teruel, en el Mas "el Ventorrillo", sin electricidad ni comodidades.  Descanse (descansen) en paz. No puedo evitar relacionar la imagen de "el Pastor de Andorra" con la de José Castillón Peiret, el protagonista de un precioso libro que compramos en Boltaña en otoño del 2015 y que considero un tesoro. Del bajo al alto Aragón, o viceversa.

El gran Gatsby

En las últimas semanas, el político y profesor, J.R. Pin ha publicado en “El Economista”   varios artículos en donde se apunta cómo la literatura es capaz de captar el espíritu de los tiempos. Esa literatura serviría como aviso a caminantes. Ya saben ustedes, lo de la historia que se repite, como drama o como farsa…En estos tiempos revueltos, citaba las obras de Zweig, que predijeron, en parte la catastrófe de Europa con la llegada del nazismo y su revancha. En un artículo más reciente, citaba “El gran Gatsby”, la célebre novela de Scott Fitzgerald. Se da la curiosa circunstancia de que aquí también hemos reseñado a Zweig y el viernes, vimos en DVD la versión cinematográfica de 1974 de Clayton, con guión de F.F Coppola (hay varias pelis más basadas en la novela). Merche quería ver el atrezzo y la ropa de la película. Así que la cosa nos vino bien a ambos. La historia presenta al misterioso Jay Gatsby, (interpretado en esta versión por Robert Redford), un millonario que da

Que Dios nos perdone.

En el verano de 2011, las plazas y calles de la Villa y Corte fueron ocupadas por los diversos movimientos y manifas que se englobarían después bajo la etiqueta “15-M”. Hubo algunas hostias, muchas ilusiones renovadas y cierta repolitización de la sociedad. Por primera vez, una parte importante de la ciudadanía cuestionaba el podrido turnismo del 78. El papa visitaba a sus peregrinos en agosto. Todo estaba en crisis, todo parecía derrumbarse. En ese escenario iluminado y vibrante tiene lugar un thriller durísimo. La típica pareja de maderos, poli bueno-poli malo, se esfuerzan por detener a un asesino en serie que se lo está pasando muy bien en el centro de Madrid. En esos barrios de viviendas envejecidas sin aire acondicionado, donde los inmigrantes han sustituido a la burguesía, donde las putas buscan el fresco y donde solo quedan viejecitas solas que no se pueden permitir ecuatoriana que las cuide. Sudores, griterío, golpes, odio, muerte, tanto que daña un poco los ojos

La fiesta de las salchichas.

Roberto comentó algo sobre la peli en un almuerzo. Así que cuando tuve que llevar a los muchachos al cine de Lorca, lo tuve claro. Y ellos también. Y resultó que la peli era más fuerte de lo que yo pensaba. Había más chistes y escenas sexuales de lo previsto. El resultado fue que a Antonio y a Ana no les gustó (se tapaban los ojos). A Lola, sí, y es que percibió que la cosa era muy adolescente y muy hormonal. Todavía no sé si hice bien llevándoles a verla; pero yo me lo pasé en grande. Espero no haberles traumatizado demasiado. Quizá de adultos se acuerden de esa salchicha que dice palabrotas y sueña con penetrar al panecillo, de ese irrigador vaginal enloquecido o de ese plan de pita que espera ser empapado por muchos aceites de oliva virgen. Los alimentos y productos del  supermercado “Shopwell’s” esperan que “los dioses” los elijan y los lleven a ese paraíso soñado. Descubrirán que la realidad ahí fuera es algo tan terrible que no puede ni imaginarse. O sea, que la gam