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Mostrando entradas de 2018

El fotógrafo de Mauthausen.

He estado dos veces en el campo de Mauthausen. La primera vez, fuimos en tren desde Viena. La segunda vez, en coche, en aquel largo periplo por Europa central. En ambas ocasiones, una sensación de vacío y de soledad, algo grande y amenazador como un mar oscuro, me inundó el alma. La crueldad más absoluta, el sinsentido tenía su lugar en el mundo, en aquellas colinas pardas cerca de Linz, en aquellos barracones infames, en esos crematorios. La intolerancia, la xenofobia, el fascismo llevaron a esa locura, fueron su consecuencia última. Llevan a esa locura. Llevarán a esa locura.  A raíz de aquellas visitas, aprendí más acerca de los españoles de Mauthausen y de Francisco Boix, el célebre fotógrafo. Porque el complejo de campos Mauthausen-Gusen fue “el campo de los españoles”, aunque aquellos republicanos derrotados no fueran la nacionalidad que aportó más muertos a la lista terrible. Fue “el campo de los españoles” porque los exiliados que capturaron los alemanes en la caída de

El sábado, nos vamos al Jiloca. X fiesta del chopo cabecero.

Todos lo saben.

He estado en muchas bodas, demasiadas. Entre ellas, dos en La Mancha. Y no pude evitar acordarme de aquellos banquetes ruidosos al principio de la peli. La larga sombra de Almodóvar asomaba. Creo que el llamado “genio de la Mancha” está en la producción. Pero la peli no trata ni de bodas ni de entierros. Un giro argumental lleva a otro tipo de historia: un thriller entre viñedos y barrancos, con temporeros magrebíes y todoterrenos. Pero todo resulta falso y poco creíble Parece un producto de cartón piedra para el público norteamericano, que verá españoles o franceses “de verdad” viviendo historias muy tremendas en el Somontano aragonés o en el sur de Francia. Es como si quisieran vender una postal de la Toscana con más barro y algo de sangre. Solo eché en falta un par de polvos rápidos. Si es un producto para el mercado norteamericano, lo entiendo. Todo se queda en una historia con mucha carga psicológica donde los protagonistas, que no tienen acento de ningún lugar, hacen ton

España: la historia de una frustración.

Por casualidad, el 12 de octubre, se celebran simultáneamente la Virgen del Pilar y el día Nacional de España. En 1613, la ciudad de Zaragoza decidió guardar ese día como festivo . El milagro de Calanda en 1640 extendería la devoción a esta virgen local por los reinos hispánicos y el resto de la Europa católica. La expedición castellana llegó a las costas de la llamada Guanahani un 12 de octubre. Se iniciaba la conquista del nuevo Mundo y la historia de los grandes imperios occidentales. En 1926, en Argentina, propusieron llamar a las celebraciones “Fiesta de la Hispanidad” .  La idea tendría éxito en la España franquista. En 1987, se decidió consolidarla legalmente como fiesta nacional, cambiándola de nombre, frente a los que hubieran preferido el 6 de diciembre o el 2 de mayo, que sí que fue algo "nacional". La Virgen que no quería ser francesa y una idea nacional española vinculada a viejas glorias imperiales quedaban así unidas en las mentes y en el calendario.

Adil Hussain: India y Pakistán.

Uno de los acontecimientos más importantes de la historia contemporánea fue la separación entre la India y Pakistán. Los dos son gigantes geopolíticos. Un solo estado aconfesional y democrático hubiera sido el protagonista del siglo XXI. Si ese estado hubiera sido posible. Durante el verano, vimos dos pelis, una protagonizada por una familia pakistaní y otra por una familia hindú. Se dio la curiosa circunstancia de que en ambas salía el mismo actor: una de las estrellas de Bolliwood:  Adil Hussain.  En “El viaje de Nisha” interpreta a un laborioso paki con su negocio y su familia en Noruega. Es un tipo cariñoso e inteligente. Pero la cosa se tuerce cuando la hija menor, Nisha, empieza a hacer cosas de adolescente noruega: es decir beber alcohol y tontear con mozos rubios. Sus padres deciden reeducarla y llegan a enviarla a su país natal. Sin mucho disimulo, la peli plantea el tremendo problema de la integración de otras culturas en la nuestra. No hay ninguna referencia

Ismael Serrano en El palau de les Arts.

Fuimos a escuchar a Ismael Serrano. La sala principial del Palau estaba llenita y la gente no era tan viejuna como yo me esperaba. Más bien, niñas de entre 30 y 40, acompañadas de novios correctos, modernos y votantes de izquierdas, vaya usted a saber qué será eso. Ismael Serrano fue capaz de quitarse de encima la caspa de dos generaciones de cantautores y barbudos y se ha ido reinventando a sí mismo muchas veces. Se van a América Latina y vuelven más ricos y más sabios. Ha escrito mucho y por ello, tiene de todo: canciones hermosas como montañas y canciones ripiosas y limitaditas. Pero siempre se ha respetado a sí mismo y el público se lo reconoce. "Hoy es siempre" se llamaba la cosa. Yo desconfiaba; pero el concierto me gustó. Y eso que le hacen ponerse ropa demasiado ceñida y le han montado un espectáculo un poco desordenado en el que los diálogos y la reflexión sobre la propia obra no pega con el orden de las canciones. Que fusile a su dramaturgo con rosas y clavele

Dos comedias españolas.

Vimos dos comedias al principio y al final del verano. No son gran cosa; pero me hicieron pensar en lo que había cambiado la sociedad española en 30 años. y en lo que yo había cambiado. La primera fue “El vuelo de la paloma” (1989) de J.L. García Sánchez. Llegamos al cine tarde y era la única que estaba sin empezar. Así que entramos sin percatarnos de que no era un estreno. Ni siquiera un reestreno. Lo cierto es que nos sentimos un poco timados. Hice de tripas corazón e intenté disfrutar la peli. Tenía algunos recuerdos borrosos de ella. Concretamente, uno de los diálogos de José Sacristán para justificar su vagancia. Algo así como que no trabaja para privar al capitalismo de la plusvalía. También salen Galiardo, que hace de galán, Echanove, que hace de pagafantas, Ana Belén, que hace de protagonista y Resines, que hace de Resines. La rutina de un barrio se ve interrumpida por un rodaje. Se acuerdan de la guerra civil (la película que van a rodar trata de eso). Hay niños: Ana Be

El Harén del Tibidabo

Setiembre empezó con la dimisión de la Directora General de Trabajo del gobierno Sánchez. Se había enredado en la vieja madeja de qué hacer con la prostitución. Macroeconomía, moral, migraciones, impuestos, hipocresía y  derechos humamos llenan de nudos la madeja y nadie tiene claro qué hacer al respecto. Y mucho menos los gobiernos Sánchez de Europa. Me acordé de esta novela con la que entretuve algunos días de julio. Leo en la red que Andreu Martín ha hecho muchísimas cosas. Entre tanta obra, me parece que "El harén..." es una novela sin grandes prentensiones. A mí me gustó. Hay oficio en sus páginas. Y Barcelona, esa ciudad rebelde y esclava al mismo tiempo, esa ciudad mestiza y hermosa, esa ciudad donde siempre pasan las cosas importantes, a la que unos odian y otros aman en secreto, como las putas. Yo esperaba más culos y tetas; pero lo que me encontré fue sangre, mucha sangre. Quizá lo más interesante del libro sea el protagonista, un proxeneta refinado y de sex

Casi 40.

David Trueba es el más listo de la clase. Es el que saca mejores notas y además es simpático.   Nunca nos ha fallado, ni a mí, ni a mi primo Ángel Miguel. A él, le gustaron “Soldados de Salamina” (aunque menos que la novela)  y “La silla de Fernando”. A mí, me gustó mucho “Vivir es fácil…” (2013) De hecho, aún sigo recordando algunas de las escenas de Javier Cámara. Y eso que ha pasado casi una vida desde que la vimos. “Casi 40” es una road movie suave e inteligente. Sutiles diálogos entre dos viejos novios (Lucía Jiménez y Fernando Ramallo) que hacen una pequeña gira musical por librerías de provincias. Sensibilidad y nostalgia. “No hay nostalgia peor que añorar lo que nunca jamás ocurrió”, decía Sabina cuando era Sabina.   La peli gana según sabemos más de los personajes. El oficio del menor de los Trueba se nota y deja un buen sabor de boca.

Lejos del corazón.

Siempre he pensado que el color de la bandera española no debería ser el rojigualda, tan anómalamente mediterráneo, sino el verde oliva de los uniformes de la Guardia Civil. El color guardia civil será más triste; pero más del terreno de la jara y la aliaga, y más “nacional”. Si España, como Estado Nación discutido y discutible tiene algún símbolo, eso es la guardia civil. En el XIX, cuando todavía no había escuelas públicas, ya había guardias civiles mal pagados, patrullando en aldeas remotas y pegando palizas a los furtivos y a los ladrones de gallinas. La guardia civil se unió mayoritariamente al golpe del 36 y fue decisiva en la represión de las guerrillas anti franquistas. La cara del estado era la cara enjuta y desagradable de los guardias civiles, que pusieron su cuota de muertos y de crueldad en la última carlistada. En la España contemporánea, las imágenes de los picoletos entrando en las sedes de los partidos monárquicos y de las empresas constructoras para detener corrup

Negras o blancas (3)

Anoche acabó la temporada del programa de radio en el que colaboro de vez en cuando: “Negras oBlancas”  Recopilo aquí los libros que he reseñado en mis intervenciones de la primavera y el verano.  En lo que se refiere a libros más técnicos (libros puramente de ajedrez), comenté: “Al ataque” de Mihail Tal y Iakov Damski, con una recopilación de las partidas del genio de Riga. “Mis geniales predecesores (tomo 1)”, de G. Kasparov, donde el ogro de Bakú se ocupa del ajedrez hasta M. Euwe. Cité ese libro con motivo de nuestra visita a Montparnasse, donde yace A. Aliojin. “ABC de las aperturas” de Panov. “Partidas selectas”, del que fuera patriarca del ajedrez soviético, M. Botvinnik. En lo que se refiere a libros que trascienden el ajedrez, reseñé los siguientes: “La defensa” de V. Nabokov. La historia del ajedrecista Luzhin pasa por ser la gran novela contemporánea sobre el ajedrez. No sé si estoy de acuerdo. Es una novela compleja y quizá pretenciosa. Inspiró una

La Corona de Aragón (J.L.Corral)

Los tontos se entretienen con la historia. Y los que somos muy tontos, con el cansino tema de las identidades nacionales. Los estados que quieren ser naciones y las naciones que quieren ser estado dedican jugosos presupuestos a inventarse mitos fundacionales, a ponerle letra a los himnos, o a montar embajadas con su banderita y su agregado cultural. La historia es el principal campo de batalla de esas guerras identitarias.  Cuando uno reclama que se cuente la historia “como es” y no “como los nacionalistas dicen que es”, siempre se refiere a los otros nacionalistas.   Desde que hay escribas, cronistas y catedráticos, los poderosos escribieron y reescribieron la historia ocultando unos hechos y resaltando otros, inventando leyendas bonitas y cambiando oportunamente los nombres de las cosas. La cuestión era justificar el presente (y la estructura del poder del presente) en base al pasado. Es decir, la historia, tal cual la entiende la gente común o Arturo Pérez-Reverte, no existe. Exi

"El último jedi" (penúltima entrega, de momento)

Mi sobrino me preguntó con su sonrisa pícara: “Entonces, ¿van a hacer una peli de estas, cada Navidad?”. En realidad, quería decir lo siguiente: “¿Cada Navidad me vas a llevar al cine y me vas a comprar palomitas y una fanta de naranja?”. La respuesta es que sí lo haré. Aunque la saga se esté haciendo cada vez más aburrida y pueril y se parezca a un culebrón sin sentido. Y es que hay que llevar al cine a los muchachos, los sueldos de los ejecutivos de las multinacionales no se van a pagar solos. Lo llevé a ver la octava entrega de la serie (y segunda de la época Disney): un tostón edulcorado. Un Mark Hamill acartonado hacía de sí mismo (Luke Skywalker). La Carrie Fisher (Princesa Leia) ha envejecido mejor; pero intentaba moverse poco para no romperse. Hay muchas idas y venidas por el hiperespacio y algunos trucos con la fuerza; pero la cosa sigue decayendo. Y nuestra infancia “…a long time ago in a galaxy far, far away” Uno de las pocos temas que me interesan es cómo se han aña

Novela negra en mayo.

Lamento no haber viajado más y no haber leído más novela negra. Lo primero es difícil de reparar. Tempus fugit. Respecto a lo segundo, se hace lo que se puede. En mayo, leí dos novelas que reseño juntas. Aunque sé que las comparaciones son odiosas. Antes de que le dieran el Princesa de Asturias, disfruté muchísimo “El hombre de los círculos azules”, de la francesa Fred Vargas. La arqueóloga e historiadora Frédérique Audouin-Rouzeau ha publicado bajo ese seudónimo dos series de novelas:  “los tres evangelistas” y el comisario Adamsberg. “El hombre de los círculos azules” (1991) fue el primer caso parisino de Adamsberg, un hombre menudo y callado, que no aplica ningún método a su investigación; pero que barrunta la crueldad y el mal. Los personajes, extraños y únicos, se mueven por la historia como consumados actores. Juegan entre ellos y el lector sabe que la escritora está jugando con él a través de sus diálogos casi surrealistas, de sus idas y venidas, de sus profundidades. A

Mi familia del norte.

Me pareció una mierda. Un diseñador muy fino y muy sofisticado se encuentra-reencuentra con su familia de provincias, que, aunque hablen raro, son en el fondo, muy buenas personas y le dan una lección sobre la vida. Es decir, mi paisano Paco Martínez Soria, versión francesa siglo XXI. Lo de siempre: “ Qué envidia nos tienen en todo Madrid, ellos no son tan nobles, tan burros y pobres como los de aquí ”, cantaban los de la Bullonera. Supongo que en versión original, la peli hubiera tenido algo de interés. Se supone que la gracia está en que los de la familia del norte hablan en picardo , uno de los dialectos de las lenguas d’oïl. Ellos lo llaman algo así como “chti”. Ya se sabe que las lenguas o dialectos patois tienden a denominarse con nombres locales (fabla o bable) para ser menos, para no asustar. Y claro, a los parisinos (y se supone que al espectador) eso les hace mucha risa. En los cines del Puerto de Sagunto, la cosa venía doblada al español y todo era absurdo. Al meno

Crematorio.

Había llegado el momento de leer y disfrutar “Crematorio” (2007), la novela que dio celebridad y varios premios a Rafael Chirbes. Miguel, de la Librería Primado, me lo recomendó. Leí con asombro y placer las dos obras maestras que publicaría después: “En la orilla” (2013) y la póstuma “París-Austerlitz” (2016). “Crematorio” ha pasado por ser la novela del boom inmobiliario, de la corrupción, del hormigón en la costa. De hecho, dio lugar a una serie de 8 capítulos sobre el tema. Sin embargo, creo que el autor valenciano no quería hacer una novela que reflejara ese tiempo social concreto. “Crematorio” es una novela mucho más rica y compleja que eso. Pero una cosa es lo que el artista quiere crear, y otra cosa es en qué clase de símbolo devendrá su obra. Llamazares quiso escribir sobre la soledad y “La lluvia amarilla” se convirtió en el gran poema de la despoblación de la montaña.  El protagonista de “Crematorio” es Rubén Bertomeu. El viejo arquitecto y promotor inmobilia

Buenismos. "La tribu", "Campeones"

El DRAE recogió en el 2017 la voz "Buenismo". Ese hacer y pensar lo que se supone que es lo correcto y que se manifiesta a través de la solidaridad y la tolerancia y que a veces peca de cierta ingenuidad,  de no calcular las consecuencias a largo plazo de las acciones. El buenismo estaría relacionado con una visión más femenina, más humana de la sociedad y de sus problemas. Sería la versión actualizada de los viejos anhelos de fraternidad entre géneros y entre razas que se expresaron a través de ideologías varias en los convulsos XIX y XX. Es la parte buena del ser humano, que, para progresar, tiene que olvidar de vez en cuando que el infierno está empedrado de buenas intenciones. A principios de abril fuimos a un concierto del Coro Alameda ,  a beneficio de Valencia Acoge y vivimos esa sensación de que juntos se pueden hacer mejor las cosas.Esa visión que a tantos hombres nos produce simpatía a veces, y a veces vértigo. Viendo a qué clase de gente pone nerviosa ese buenis

Libros en Pascua.

Rebusco en la biblioteca de Antonio, en cuya casa pasamos, como es habitual, estas vacaciones. He tenido tres de sus libros en la mesilla de noche. El primero ha sido “El socialfelipismo. La democracia detenida” (1991), un ensayo de Francisco Umbral. No he leído mucho de él. De hecho, las únicas dos reseñas en el blog:  esta ,  y esta otra , no son mías.  La escritura de Umbral era hermosa e imaginativa, fácil de leer y de entender. Sus adjetivos parecen pensados profunda, cuidadosamente para nadar y guardar la ropa. Supongo que era un superviviente, como tantos otros. Y sabía que tenía que luchar por cada halago o por cada mendrugo que le echaran. Le podrían haber dado el Nobel en el turno del español.  En “El socialfelipismo” hace un retrato del poder y los poderosos en la tercera legislatura de Felipe González (1989-1993), cuando empezó la desilusión, el cansancio y la asunción de que todo había quedado atado y bien atado. Muchos de los nombres que cita suenan hoy como a histo