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Mostrando entradas de mayo, 2008

"Catedral" de Raymond Carver

¿Por qué no somos felices? ¿Por qué no soy feliz? Tenemos cortadores de cesped y furgonetas, salchichas y salsas de varias clases, los horizontes del Medio Oeste y un equipo favorito de béisbol; pero la vida carece de sentido. Una monotonía llena de carcomas y soledades, un viaje que no tiene posibilidad de llegar a ninguna parte, que inevitablemente acaba en el alcohol y en la desesperanza. Carver hizo ese trayecto durante muchos años y sus cuatro libros de relatos describen con certera precisión el sinsentido, el absurdo, la soledad. "Catedral" fue el tercero de ellos. Carver fue todos y cada uno de los protagonistas de sus relatos: el ciego al que intentan explicar cómo es una catedral, el deshollinador en la clínica de desintoxicación, la cuidadora de un bloque de apartamentos de alquiler, anónimos y tristes. Los relatos se apoyan en una arquitectura helada y sencilla ,"realismo sucio" lo llamaron, pero una tensión dolorosa late en cada historia: al final algo o

Conflictos ambientales: "Donde duermen las aguas"

Un compañero de trabajo estaba preparando un artículo de prensa sobre un conflicto medioambiental. En una interesante conversación sobre el tema, surgió la idea de escribir algún relato basado en ese conflicto. Por supuesto, no hice nada al respecto. Pero me vino a la memoria una novela que leí hace algún tiempo y que me gustó. Precisamente, me la hizo llegar otro compañero de trabajo, enamorado de las montañas. La novela no tiene demasiada calidad literaria; pero es la mejor representante que conozco de un subgénero, con cierto predicamento en Aragón, cuyas historias concretas son siempre reflejo de conflictos sociales o medioambientales más graves (por casa anda también "El emir" ). "Donde duermen las aguas" describe el enfrentamiento durante los años 50 entre dos pueblos pirenaicos aguas arriba y aguas abajo de un río por la regulación y explotacón de los caudales. El pueblo de arriba (el imaginario Biescas de Obago) siempre ha sido más pobre y su alcalde, Victo

Antes de que el diablo sepa que has muerto

El viernes, después de la tormenta repentina y violenta, fui al cine con unos buenos amigos que me han enseñado muchas cosas sobre ese tema (y sobre otros). Vimos "Before the devil knows you're dead", del octogenario Sydney Lumet. No nos convenció del todo. Nos pareció que algo fallaba. La historia es muy buena. Los actores son muy buenos. Todo está muy bien; pero algo no funciona. Es como si el director se hubiera pasado de bueno. Quería hacer la peli de su vida y ha montado algo espeso y complejo, que cuesta ver. Especialmente, en la primera media hora de película hay una situación contada desde varios puntos de vista, con idas y venidas del pasado al futuro, al modo de Tarantino, que se acaba haciendo un poco pesada. Quizás hay demasiada tensión, aunque ya sé que en todo el cine norteamericano contemporáneo se busca eso. El protagonista principal es Phillip Seymour Hoffman. Hace de malo chapucero. Y lo hace muy bien. Esta casado con María Tomei (solo por verla vale la

El truco final. (El prestigio).

La semana pasada vi "El truco final. (El prestigio)". No está mal del todo. En el Londres de finales del XIX, dos magos con un oscuro pasado común (Hugh Jackman y Christian Bale), compiten por lograr un truco definitivo, que convertirá al que lo consiga en el más famoso de los magos. Hay una historia de odios y de engaños mutuos, que engancha y entretiene. Lástima que al final haya un Deus ex machina demasiado imaginativo. La peli, que transcurre en su mayor parte dentro de los teatros donde actúan los magos, se apoya en una excelente ambientación de época (decorados, vestidos). Una iluminación cuidada redondea la estética de la obra. Eso parece una cosa habitual en las pelis de Christopher Nolan (al que ya cité en este blog). La Johanson y Michael Caine completan el cuarteto protagonista. La peli consigue trasladar la sensación de asombro que debía experimentar el público de finales del XIX con los trucos de escape y con las primeras aplicaciones de la ciencia y la tecnolog

El enigma de Fermat y Los crímenes de Oxford

Leí "El enigma de Fermat" ,del divulgador científico hindú Simon Sigh, hace unos años. Experimenté una hermosa sensación de deslumbramiento, asombro, admiración. El libro describe de forma amena los esfuerzos llevados a cabo por varias generaciones de matemáticos para demostrar lo que en tonos épicos se llamó "El enigma de Fermat". Es decir, la conjetura que Pierre de Fermat dejó anotada en un ejemplar de la Aritmética de Diofanto. Esa conjetura pasó a ser el problema más importante en la historia de la matemática. Algunas de las mentes más brillantes dedicaron enormes esfuerzos al trabajo; pero fue en vano. La matemática progresó durante tres siglos; pero la verdad permanecía oculta. Fue en 1993, cuando Andrew Wiles propuso en Cambridge una posible demostración de la Conjetura de Taniyana-Shimura, que conecta la topología con la teoría de números. Wiles demostraba así, tras muchos años de trabajo solitario y en secreto, por asociación, el Último Teorema de Fermat

Sombras de la globalización: "McMafia" y "Promesas del este".

Reseñaré dos obras que están muy relacionadas: el libro "McMafia" de Misha Glenny y el estreno "Promesas del Este", de David Cronenberg. En lo que se refiere al libro, había leído algunas críticas buenas y quizá esperaba más. Glenny fue corresponsal de la BBC en la Europa Oriental y cuando todo aquello se hundió, tuvo que reciclarse. Así que se ha dedicado a investigar las redes del crimen organizado. De hecho, el libro muestra que hay una conexión directa entre la crisis de los poderes públicos en los antiguos países comunistas y la aparición de nuevas redes criminales a nivel planetario. Reciclaje de mano de obra excelentemente preparada, supongo. Dicho de otra manera, la victoria definitiva de la economía de mercado es, en cierto sentido, la victoria definitiva de las mafias internacionales. Aunque para ello haya sido necesario crear nuevos países, cuyo presupuesto depende directamente del contrabando, como Kosovo o la pequeña y tintinesca Transnistria, capital T

El sueño eterno y Blade Runner.

A veces, pensamos que las obras de culto nacen de una manera fácil, espontánea, con poco esfuerzo. Esas obras llegan en el momento preciso para reflejar las aspiraciones estéticas o vitales de una generación o un determinado público. Se convierten en modelos a imitar y en fuente de inspiración para críticos y autores de blogs. Durante las últimos días, me he entretenido con dos de esas obras maestras que ya forman parte de la imagen de nuestro tiempo: la novela "El sueño eterno" (1939) de Raymond Chandler y la peli " Blade Runner " (1982) de Ridley Scott. Ambas se caracterizan porque fueron el fruto de una cuidada y trabajosa elaboración. Es decir, muestran que el hallazgo artístico difícilmente proviene de la casualidad o de la suerte. En el caso de "El sueño eterno", Chandler anduvo probando durante mucho tiempo (cuando el alcohol le dejaba) hasta que perfiló al sensato y duro Marlowe. Cada página transmite la impresión de estar dolorosamente construida.

Hijos de Homero. Bernardo Souvirón.

He disfrutado mucho con esta pequeña joya, que rezuma sabiduría por todas sus páginas. Se nota que el autor ha dedicado su vida al estudio de la literatura griega, y el libro resume sus brillantes y personales conclusiones. No es un manual de historia al uso de la Grecia antigua, sino un elegante análisis de la evolución de los mitos y de la ideología desde la época minoica a la Atenas clásica, fácil de leer y de entender, incluso para profanos. Pero lo que lo hace enormemente interesante es que el autor rastrea en las fuentes literarias (especialmente en Homero) los modelos sociales que han llegado hasta nosotros: por ejemplo, el militarismo, la postergación de la mujer o el sentimiento de culpa del que bebe el cristianismo. Nuestra sociedad occidental (y nuestros valores y nuestras creencias) son como son debido a que las sociedades que nos precedieron, especialmente las formadas por las invasiones indoeuropeas en el extremo sureste de Europa, fueron como fueron. Aunque Aquiles o Héc

Spiderman 3

Me saqué del vídeo club Spiderman 3, de Sam Raimi. A pesar de las palomitas y de la cerveza, me pareció larga y aburrida. Y eso que Spiderman 1 y Spiderman 2, también con Maguire de Peter Parker, me gustaron. Junto con el Batman Begins de Nolan, han sido de lo mejorcito de los últimos años en esta clase de cine. Pero la fórmula de usar los héroes de Marvel y sus historias, que ha permitido a la industria cinematográfica norteamericana disimular la escasez de buenos guiones durante la última década, se les ha agotado. A la peli le sobraba más de media hora y un par de supervillanos. Y espero que no sigan prolongando la saga porque la cosa seguirá empeorando. Me parece que el problema es que intentan trasladar todos los aspectos de una aventura gráfica en papel a la pantalla. Y todos no caben. En Spiderman 3, coinciden Harry, el amigo-enemigo de Parker, el Hombre de Arena y un parásito alienígena muy malvado. Y además, todas las neuras erótico-morales del pobre Peter Parker, el más amar

El carácter de la ley física.

Durante los días de fiesta de la semana pasada, estuve disfrutando esta pequeña joya de la divulgación científica. El libro recoge las conferencias que dio el Nobel Richard Feynmann en la Universidad de Cornwell en 1964. Feynmann ha pasado a la historia de la física por su manera original de ver y explicar las cosas. Y ello se nota en estas charlas para profanos. Con sencillez admirable (y casi sin aparato matématico) trata varios aspectos fundamentales del modelo que tenemos del mundo, especialmente cómo una misma ley fundamental nos provee de varias interpretaciones equivalentes y a la vez, complementarias. Mi pequeño cerebrito se perdió un poco en la explicación del concepto de simetría en las leyes físicas. Me volví a ubicar en el capítulo en el que usa la célebre metáfora del ajedrez para explicar qué es la investigación en física: somos al fin y al cabo, observadores de una partida en la que no conocemos todas las reglas del juego; pero en la que podemos ir haciendo deducciones y

El gran Lebowski

El sábado pasado, sacamos del vídeoclub "El gran Lebowski". Ya sé que todos la hemos visto muchas veces; pero siempre me hace gracia, siempre me parece una obra maestra. Como sabéis, estoy abducido por los Coen. Además, cada vez que la veo, encuentro cosas nuevas. Esta vez, vi en "El Nota" (ese trasunto paródico de Marlowe) arranques de heroicidad en los que no había reparado otras veces. En el fondo, le duele que la señorita Bunny "te la chupo por 1.500 dólares" pueda sufrir daño por su ineptitud. Claro que intentar hacer algo es muy cansado... En esta ocasión, puse más atención en Walter, el personaje interpretado por John Goodman. Es grande, ruidoso, agresivo y tonto. Sus manías (Vietnam, el judaísmo) le hacen sufrir; pero al mismo tiempo lo mantienen. No duda en usar la fuerza, aunque suele estropear más de lo que arregla cuando intenta hacer cumplir las normas. Sus normas. Y todo lo convierte en algo ridículo. Pero acaba llorando, abrazado al "No