La semana pasada vi "El truco final. (El prestigio)". No está mal del todo. En el Londres de finales del XIX, dos magos con un oscuro pasado común (Hugh Jackman y Christian Bale), compiten por lograr un truco definitivo, que convertirá al que lo consiga en el más famoso de los magos. Hay una historia de odios y de engaños mutuos, que engancha y entretiene. Lástima que al final haya un Deus ex machina demasiado imaginativo. La peli, que transcurre en su mayor parte dentro de los teatros donde actúan los magos, se apoya en una excelente ambientación de época (decorados, vestidos). Una iluminación cuidada redondea la estética de la obra. Eso parece una cosa habitual en las pelis de Christopher Nolan (al que ya cité en este blog). La Johanson y Michael Caine completan el cuarteto protagonista.
La peli consigue trasladar la sensación de asombro que debía experimentar el público de finales del XIX con los trucos de escape y con las primeras aplicaciones de la ciencia y la tecnología modernas al espectáculo. De hecho, en el argumento aparece la figura del húngaro Nikola Tesla, que hizo numerosos descubrimientos e inventos en varias ramas de la ingeniería, especialmente en electromagnetismo. ¿Cómo se sentiría alguien de ese público si fuera teletrasportado por un momento a nuestro mundo? ¿Cómo juzgaría la magia tecnológica que nos rodea por todas partes y que nosotros somos incapaces de ver?
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