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Las bombas del 11M. Relato de los hechos en primera persona (1).

Todo el mundo dice recordar lo que estaba haciendo la mañana del jueves, 11 de marzo de 2004. Yo estaba durmiendo, y posiblemente, me levanté tarde y con algo de resaca. Quizá por ello, en los primeros momentos, no fui consciente ni de la terrible magnitud del atentado ni de las implicaciones políticas que tenía. No recuerdo exactamente cuándo me enteré de las cifras. Pero como a cualquier persona normal, se me heló la sangre en las venas. Acudí con mi hermano a la manifestación del 12 por la tarde. La tristeza no dejaba mucho sitio a la reflexión. Como le pasaba a mucha de la gente que había allí, la última mani a la que había ido fue alguna del año anterior contra la invasión de Irak, ese capricho imbécil del presidente Aznar. Desde su elevadísima altura, había decidido que su sucesor en el cargo sería M. Rajoy. Precisamente, los voceros del gobierno y los votantes del PP más perspicaces sí que advirtieron rápidamente el efecto político que tendría el atentado. La noche del 12, en un
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Que nadie duerma.

Me gustó mucho la manera en la que comenzaba su crítica Alberto Corona en Infolibre.es   Citaba "Aquí no hay quien viva". En un viejo capítulo de la serie, Emilio (Fernando Tejero) le decía al personaje de Belén (Malena Alterio): " Tú eres casi lista y casi guapa. O sea, del montón. Del montón bueno ”. Y creo que los hermanos Caballero y sus colaboradores habían dado exactamente con la clave: la Alterio es tan, tan del montón que todo lo hace creíble. Con otra protagonista, este remedo madrileño de "Taxi driver" hubiera sido un tostón. Con la Alterio, la peli es una comedia negra que engancha y emociona. Y casi todo emana de la normalidad de la protagonista.  Malena representa a la chica que conociste en la cola del paro, a la compañera del insti que te gustaba algo; pero no mucho, a la amabilidad de la gente común, a las pequeñas alegrías y los grandes problemas, sin tremendismos ni abundancias. Es la chica que te podría acompañar a un museo, aunque no suele i

La sociedad de la nieve

Seguimos con las altas cumbres, allá donde duerme la belleza última y espera la solitaria muerte.  De ellas dijo Anatoli Boukreev: " no son estadios donde satisfago mi ambición de logros, son las catedrales donde practico mi religión. Yo voy a ellas como las personas van a la oración. Desde sus majestuosas cimas veo mi pasado, sueño el futuro y, con una inusual agudeza, experimento el momento presente…mi visión se aclara, mis fuerzas se renuevan. En las montañas yo celebro la creación. En cada viaje (a ellas) nazco de nuevo." Un extracto de este párrafo esta inscrito en el campo base del Annapurna, donde murió en 1997. Vimos en varias sesiones el celebrado estreno de Bayona. Nos organizamos, codiciosos y pacientes, como buenos burgueses que quieren sacar el máximo partido a su suscripción de Netflix. Encendíamos el fuego y calenticos y bien cenados veíamos padecer a los muchachos en la nieve, durante un rato. Y luego a dormir. Dando gracias a Dios, a los cuatro enlaces d

El ascenso.

Ardua tarea la de encontrar una peli que nos guste a los cuatro (a Merche, a las dos perritas y a mí). Pero el dios Netflix nos regaló esta comedia romántica, simpática, fantástica y exagerádica. Un negro de una banlieu parisina quiere impresionar a una chica. Y en lugar de hacerse rapero o narco o matar un dragón de extrema derecha, decide subir el Everest. Como hacen los ricos que están en forma; pero sin dinero y sin entrenar. Y lo gracioso del asunto es que lo consigue. Y además se hace famoso en su barrio y la chica cae rendida a sus pies. Con esa sonrisa senegalesa, el final era predecible. Lo raro era que no lo hubiera conseguido. Cuando ya me quité el sabor a miel de mi boca de blanco triste, empecé a darle vueltas a la impostura. Yo me he imaginado muchas veces a mí mismo, subiendo sofocado, clavando trabajosamente los crampones en la infinita cascada de hielo de Khumbu y he visto, sintiendo el vértigo, las aglomeraciones en el Escalón de Hillary. Así que lo que no puede ser n

A few good men (1992)

Sigamos en el año nuevo con lo de la justicia militar. Según Wikiquotes y otras fuentes, se atribuye al político francés Clemenceau la frase " La justice militaire est à la justice ce que la musique militaire est à la musique " . Yo la he repetido en alguna ocasión con cierto placer gamberro. Pero después de ver esta peli, me planteo si la justicia militar estadounidense no será más justa y más sabia que la justicia civil española. Al menos, el señor que hacía de juez , un negro calvo, seriote y tranquilo parecía saber del asunto que juzgaba más que cualquier juez español de los asuntos que mira entre el almuerzo y el vermú. Aunque eso no es difícil. Los jueces españoles son de letras. Muy de letras. Y muy independientes. Qué duda cabe. Merche ya se había ido a dormir y yo me quedé al lado del fuego y de las perras, apurando el vino joven de Utiel. En un canal autonómico echaban esta peli. Me pareció raro. Puestos a programar pelis del prolífico Rob Reiner, hubiera sido más n