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Mostrando entradas de febrero, 2023

Mas Miró. Ma ma. Lo cotidiano. La vida.

El padre y el tío han decido vender el viejo piso de los abuelos. Hacía años que no entraba allí. Acudí para ayudar a desmontar algún mueble y cambiarlo de sitio. No era necesario. La cuadrilla de negros sonrientes que contrataron para vaciar el piso, lo hizo. Si algún día, alguno de ellos vuelve a casa de sus padres o de sus abuelos en Senegal o donde sea, también sentirá esa melancolía infinita, esa ternura extraña, ese desasosiego que yo sentí al ver los muebles viejos de los abuelos, el sofá gastado, los electrodomésticos que con tanta ilusión se compraron y que nadie ha usado en muchos años. La vida pasa a toda velocidad. Y solo me doy cuenta cuando miro con un asombro mineral la silla donde el abuelo disfrutaba las largas tardes de invierno leyendo los libros que yo le sacaba de la biblioteca de Mislata, la cocina donde la abuela hacía paellas perfectas, las paredes decoradas con papel o con gotelé. Aún están como entonces. Pisos de clase media tirando a muy media, en los cinturo

Nieve negra.

En un par de ocasiones, he citado este libro en mi sección de "Negras o blancas", el programa de Alzira Radio . El título completo es: " Dioses, héroes y bastardos del ajedrez ". Se trata de una colección de perfiles, apuntes y anécdotas alrededor de la inacabable historia del juego y de sus protagonistas. Un jugador me comentaba hace mucho tiempo que "el ajedrez es competición, es ciencia, es arte; pero sobre todo es cultura".Cultura en sí mismo, y parte importante de la cultura occidental. Los judíos Najdorf y Rubinstein, el ruso exiliado en Francia Alekhine, el estonio Keres y el pobrecito español Pomar vivieron las contradicciones de su época, fueron grandes y pequeños al mismo tiempo. Y se consumieron en el altar de la guerra infinita.   Jorge Benítez es un periodista y guionista. Tiene una prosa fácil, que recuerda a veces a Galeano. Y aunque las metáforas y las ideas que el ajedrez le sugiere son conocidas y predecibles, su lectura pausada se agrad

Cross of Iron.

Podríamos organizar un bonito club con los aficionados al Canal Historia, los que compran cosas en los rastros, los germanófilos y los germanófobos, los que consumen Pervitin, los rojipardos, los verdepardos, los que coleccionan maquetas militares, los que admiran a Putin y a todos los que les gustaría ser rubios y altos. El club no duraría mucho, por las graves disensiones políticas. Pero durante su corta vida, sería un sitio divertido. Todos los miembros del club sabrían qué es la Cruz de Hierro ( Eisernes Kreuz, en alemán). Como tantas otras cosas en la Alemania de la primera mitad del siglo XX, esta condecoración pasó de la costumbre y las normas prusianas al Reich unificado. Recibirla proporcionaba un enorme prestigio militar y social. Aún hoy día, después del largo y doloroso proceso de desnazificación, el Bundeswehr usa una evolución de la cruz como símbolo. La semana pasada me encontré esta peli británica de Peckinpah (1977) en la tele. La recordaba vagamente de la adolescenc