Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de abril, 2010

Libros, libros, libros: "Edén".

Neruda decía de ellos: " Ya no caben en el mundo...cuánto libro... cuánto librito... ¿quién es capaz de leerlos?.. Si fueran comestibles...Si en una ola de gran apetito los hiciéramos ensalada, los picarámos, los aliñáramos... " El otro día se celebraba el día del libro: libros por todas partes, en mis dos casas, en el trabajo. Libros nuevecitos y libros de segunda o tercera mano, con el nombre de un antiguo dueño, con hojas marcando las hojas. Libros para cada momento, llenos de historias, de palabras, de angustias inabarcables, de risas alocadas, de polvo. Mundos infinitos. Y de vez en cuando, encuentras uno que te cuenta lo que precisamente querías leer en ese instante, uno que te trae los adjetivos que necesitabas, y que te hace ver lo insignificante (y maravillosa) que es tu vida. La última novela con la que sentí precisamente esa coincidencia, esa señal, fue "Edén", del poeta Felipe Hernández. No sé por qué, pero viví intensamente los padecimientos del protago

La Odisea de la plata española.

La economía ha sido coronada como la princesa de entre las ciencias sociales. Creen que a través de ella, se puede llegar a alcanzar el secreto de ese animal prodigioso, brutal, gregario y siempre hambriento, que es el ser humano. Yo no tuve esa vana ilusión hasta bien mayorcito, así que la economía que he estudiado, como ya he escrito alguna vez en el blog, ha sido la de los libros de divulgación. Es decir, que no sé nada del tema. Los de la revista Bostezo , me invitaron a una mesa redonda y no fui capaz de decir nada sensato. Cosas de los autodidactas. Lo último que he leído ha sido este breve librito del célebre historiador italiano Carlo María Cipolla, más conocido por su teoría de la estupidez . " La Odisea de la plata española " sigue el modelo bien establecido por la historiografía económica, que ya explicara el gran Quevedo en sus célebres versos: "Nace en las Indias honrado, Donde el mundo le acompaña; Viene a morir en España, Y es en Génova enterrado".

Ciudad de vida y muerte.

Una conocida mía es de origen polaco. Recuerdo que en una discusión sobre historia, para hacerle la puñeta, yo le decía que la Segunda Guerra Mundial no había empezado con el ataque alemán a Polonia, en 1939. A ella le daba mucha rabia; pero yo le quería hacer ver que la historia siempre es maleable y que cada nacionalismo (especialmente el de los Estados-Nación) la manipula y la adapta a sus intereses estratégicos. Manu Leguineche podía decir, con toda propiedad, que la Segunda Guerra Mundial empezó en su pueblo (Guernica) con el bombardeo del 26 de abril de 1937. Si uno adopta un punto de vista más universal y cosmopolita, advierte en seguida que, en realidad, el que sería el peor conflicto armado de la historia de la humanidad, había empezado unos años antes, con el proceso de expansión japonesa en el extremo Oriente. "Ciudad de vida y muerte" trata de la conquista y ocupación de la antigua capital del imperio chino, Nanjing-Nanking, por parte de las tropas japonesas.

Las viudas de los jueves

Yo he estado alguna vez en residencias privadas para clases altas en países latinoamericanos. Bien, no en residencias tan lujosas para gente tan rica como los que salen en esta peli; pero sí en urbanizaciones cuya motivación era la misma: la necesidad de separarse, de vivir prodegidos, y al mismo tiempo, encerrados. "Las viudas de los jueves" trata de la vida en una de esas residencias donde los argentinos más ricos (abogados de multinacionales, businessmen , médicos high-class ) viven: hay piscinas, jardineros, güisqui de importación, canchas de tenis y mucha gente armada en la puerta, para evitar que pueda entrar el país real, la verdadera Argentina, la América Latina de la pobreza y las villas miseria. Es el sistema, cuanto más pobre es el entorno, más ricos son los ricos; pero más condenados están a vivir en su jaula de oro, sin saber nada de su país, sin ver nunca lo que hay más allá de las verjas vídeovigiladas. La historia transcurre en diciembre de 2001, cuando el &q

Le Stanze di Raffaello.

Pasamos unos días en Roma. Visitamos los Museos Vaticanos, esa colección desmesurada y enorme de riquezas, ese botín gigantesco que aturde, ese almacén que guarda la historia simbólica y material de Occidente, que ES Occidente. Por supuesto, no nos enteramos de mucho, la magnitud de lo que veíamos excedía nuestro conocimiento y nuestra sensibilidad de turistas de rebaño, que quieren ver la Capilla Sixtina . Creo que lo que más nos impresionó fueron "Le Stanze di Raffaello" , los antiguos apartamentos del Papa Julio II, decorados con los frescos de Rafael Sanzio. Ya sé que ni cronológica ni artísticamente es exacto lo que voy a escribir; pero me sentí, de algún modo, ante el punto de partida del Renacimiento. Los frescos, verdaderos alardes de técnica y de belleza, irradiaban libertad. Amparo e Irene estudiaron detenidamente el que quizá es el más famoso: la "Escuela de Atenas". Encontraron cierta incongruencia en la identificación de los personajes que hacían los pa

La cinta blanca (Das Weisse Band)

Con tan buenas críticas y tantos premios, tenía miedo de que la quitaran de cartel, así que en la tarde del Viernes Santo, he ido a ver la última de Haneke. "La cinta blanca" es un esbozo de respuesta a una vieja pregunta, omnipresente en la cultura europea: ¿dónde está el origen del mal? Y una de las muchas caras del mal, en nuestro mundo contemporáneo son las dos guerras mundiales y el militarismo y el fascismo que fueron sus principales causantes. Haneke, en una película coral, en blanco y negro, muestra al juicio del espectador un pueblo del norte de Alemania, en los años previos al atentado de Sarajevo. Varias capas subyacen en la historia: el sistema feudal prusiano, el dogmatismo protestante y la obsesión por el pecado, que empapa una sociedad que esconde odios y envidias. Una opresiva sensación de maldad reina en el pueblo y se manifiesta en extraños sucesos, muchos de los cuales son símbolos de lo que ocurriría en la historia de los siguientes 30 años. Ya había encon