Yo he estado alguna vez en residencias privadas para clases altas en países latinoamericanos. Bien, no en residencias tan lujosas para gente tan rica como los que salen en esta peli; pero sí en urbanizaciones cuya motivación era la misma: la necesidad de separarse, de vivir prodegidos, y al mismo tiempo, encerrados. "Las viudas de los jueves" trata de la vida en una de esas residencias donde los argentinos más ricos (abogados de multinacionales, businessmen, médicos high-class) viven: hay piscinas, jardineros, güisqui de importación, canchas de tenis y mucha gente armada en la puerta, para evitar que pueda entrar el país real, la verdadera Argentina, la América Latina de la pobreza y las villas miseria. Es el sistema, cuanto más pobre es el entorno, más ricos son los ricos; pero más condenados están a vivir en su jaula de oro, sin saber nada de su país, sin ver nunca lo que hay más allá de las verjas vídeovigiladas.
La historia transcurre en diciembre de 2001, cuando el "corralito" y la congelación de los depósitos, es decir, durante la crisis más grave de la Argentina contemporánea. Esa misma crisis que hizo salir a las calles de Buenos Aires a las multitudes también afectó a los residentes de esas urbanizaciones.
Con ese escenario, Pyñeiro, el mismo director de la tierna y hermosa "Kamchatka" intenta contarnos un thriller que sacude la acomodada rutina de los protagonistas. Digo "intenta" porque no lo consigue. La peli se hace aburrida, quizá de tan aburrida y vacía que es la vida de las cuatro parejas del argumento. Hay muchos flash-backs, mucho apunte acerca de la angustia que consume su vida muelle, y algo de moralina sobre el "nada nos basta, por mucho que tengamos siempre queremos más"; pero la peli se hace pesadita, sin que las interpretaciones del elenco de galanes y de bellezas argentinas, ni el interés intrínseco de la historia la salve.
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