Las calles de las ciudades estadounidenses vuelven a arder. Hay una violencia fundacional, un desgarro en el alma de aquel país que se manifiesta cada cierto tiempo. Y los cómics, como el resto de la cultura pop han captado mejor que nada ese desgarro. Reseñé hace mucho tiempo "The watchmen", el cómic clásico que me había comprado allí. Entendí que al dejar de leer cómics, me había perdido una parte importante de esa cultura. Me impresionó mucho la forma en que Alan Moore había tratado el viejo tema de “Quis custodiet ipsos custodes?” "¿Quién vigila a los vigilantes?" Es decir, el debate sobre la legimitidad de la violencia. Así que cuando vi que HBO ofrecía una serie secuela de aquellos cómics, se me hizo la boca agua.
La serie transcurre en 2019 en Tulsa, Oklahoma, en el mundo alternativo nacido de la imaginación de Moore. Los Estados Unidos ganaron la guerra de Vietnam (gracias a los poderes del Dr. Manhattan) y el país asiático se ha incorporado como un estado más a la unión. Robert Redford es el actual presidente. Y los superhéroes están prohibidos. "Vigilantes" los llaman en el inglés de los USA, que ha menudo usa palabras en español. La violencia racial, ¿cómo no? es el principal problema de esa sociedad asustada y confusa. El Dr. Manhattan aparece de repente en la historia. Y con él, los juegos argumentales alrededor del pasado y el futuro. Él no percibe el tiempo de una manera lineal. Su mente (su ser) está simultáneamente en todo tiempo.
Esa idea budista también aparece en la peli "Arrival" (2016), interpretada por una guapísima Amy Adams. Interpreta a una lingüista políglota que tiene que comunicarse con unos extraterrestres. Los extraterrestres tienen forma de calamar, como los que caían de vez en cuando procedentes de otra dimensión en "The watchmen". La hipótesis Sapir-Whorf dirige el argumento. Debido a su lengua, los extraterrestres conciben el tiempo de una manera distinta a la nuestra: ven el futuro y entienden el pasado. Viven en un eterno presente. La lingüista es muy espabilada y salva al mundo. A pesar de ello, y que Chomsky me perdone, la peli no está mal del todo.
Vimos en Filmin la peli británica "Anon" (2018). Las percepciones y recuerdos visuales de todos los ciudadanos son automáticamente grabados y archivados. Las mentes están conectadas a bases de datos que complentan lo visto con información adicional. Algo muy cómodo lo de las redes. La policía, los del monopolio de la violencia, tiene acceso a todos esos archivos. Todo muy seguro. Pero claro hay hackers, vicios y reparos morales y la cosa se complica. Aburridilla.
La serie transcurre en 2019 en Tulsa, Oklahoma, en el mundo alternativo nacido de la imaginación de Moore. Los Estados Unidos ganaron la guerra de Vietnam (gracias a los poderes del Dr. Manhattan) y el país asiático se ha incorporado como un estado más a la unión. Robert Redford es el actual presidente. Y los superhéroes están prohibidos. "Vigilantes" los llaman en el inglés de los USA, que ha menudo usa palabras en español. La violencia racial, ¿cómo no? es el principal problema de esa sociedad asustada y confusa. El Dr. Manhattan aparece de repente en la historia. Y con él, los juegos argumentales alrededor del pasado y el futuro. Él no percibe el tiempo de una manera lineal. Su mente (su ser) está simultáneamente en todo tiempo.
Esa idea budista también aparece en la peli "Arrival" (2016), interpretada por una guapísima Amy Adams. Interpreta a una lingüista políglota que tiene que comunicarse con unos extraterrestres. Los extraterrestres tienen forma de calamar, como los que caían de vez en cuando procedentes de otra dimensión en "The watchmen". La hipótesis Sapir-Whorf dirige el argumento. Debido a su lengua, los extraterrestres conciben el tiempo de una manera distinta a la nuestra: ven el futuro y entienden el pasado. Viven en un eterno presente. La lingüista es muy espabilada y salva al mundo. A pesar de ello, y que Chomsky me perdone, la peli no está mal del todo.
Vimos en Filmin la peli británica "Anon" (2018). Las percepciones y recuerdos visuales de todos los ciudadanos son automáticamente grabados y archivados. Las mentes están conectadas a bases de datos que complentan lo visto con información adicional. Algo muy cómodo lo de las redes. La policía, los del monopolio de la violencia, tiene acceso a todos esos archivos. Todo muy seguro. Pero claro hay hackers, vicios y reparos morales y la cosa se complica. Aburridilla.
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