Los antepasados trabajaron hasta caer desfallecidos. Por nosotros. Por dejarnos algo donde pudiéramos vivir. Los padres, o los padres de los padres, construyeron esta casa, estas paredes que nos cobijan; pero que también nos encierran, nos limitan. Nos dejaron la casa y todas las obligaciones que conlleva. En la casa, en la hacienda, en la heredad, cada piedra, cada ladrillo, cada puerta, tiene un significado, una razón antigua, una historia que nos da sentido a nosotros, como herederos. La casa no es solo la casa, es el sudor de las generaciones, las ilusiones, los odios que recibimos y prolongaremos. La casa se convierte en el centro de la vida: la familia se sustancia en ella y mantenerla y traspasarla a los que vendrán es más importante que las personas mismas... En las montañas del norte de España, la casa era la familia. Los apellidos vascos, en su mayoría, son topónimos, la ubicación de la casa o del caserío de origen. La casa como obligación sagrada y símbolo del sitio de las p...