Me equivoqué en la entrada anterior. La derecha no ganó las elecciones. Pero el PsoE y la izquierda tampoco. Y el elefante sigue en la habitación. Un columnista de "El Confidencial", cuyo nombre he olvidado, usó la misma imagen unos días después. La política española actual no se entiende sin la vieja martingala de la nación y las naciones. Sin los nacionalismos vasco y catalán, la derecha española-madrileña no puede gobernar. Con ellos, el PsoE y la izquierda española, tampoco.
Otro factor, aunque menos importante, que sigue presente en la política española es la guerra civil. Ese sería el elefantito en la habitación. Mi paisano, el turolense Jiménez Losantos, culto, sutil, independiente, y loco como una puta cabra (de ahí su independencia) se esfuerza mucho para que vuelva a haber otra. Quiere que a todos les peguen un tiro, como se lo pegaron a él los malvados catalanes. Ha llegado a postular que, en el subconsciente de la derecha sociológica (perdónenme los tres últimos conceptos) sigue pesando el "golpe" del 34 (sic) y la violencia en la retaguardia republicana. Eso explicaría el maricomplejismo de la derecha española. No se rían. Las radios y las teles de las Mil Colinas dicen cosas así casi todos los días.
Más neutral y sabio que los del párrafo anterior, mi amigo búlgaro Dobremir me hizo ver que la guerra civil sigue estando presente en la forma de votar y de entender la discusión política en España. Algo de razón tiene. Hay heridas viejas sin curar. En Aragón, muchas. Al fin y al cabo, Aragón fue el frente. Y Teruel, sus cerros ingratos, sus pueblos bereberes, su invierno brutal, fue uno de los frentes principales. En muchas familias de mi pueblo y de otros pueblos del sur de Aragón, la guerra sigue ahí, presente, terrible, inevitable. Aunque no se cite, aunque no se recuerde. Todos perdieron, hasta los que ganaron, como en las últimas elecciones.
Releo este libro de otro turolense, el historiador profesional David Alegre Lorenz, que ha trabajado, sobre todo, en historia militar. Hay más libros sobre la célebre batalla por la ciudad del Turia (la pequeña) durante los meses terribles de diciembre del 37 y enero del 38; pero este es el mejor. Aúna una inteligente descripción de las maniobras militares con las vivencias de la desdichada población civil y los pobres soldados. Era la guerra total. La República Española, abandonada por todos, necesitaba un golpe de efecto y se desangró por una ciudad sin importancia estratégica. Franco y sus aliados comprendieron que era su oportunidad de dejar la guerra zanjada. Teruel fue el Stalingrado de España. A partir de enero del 38, el resultado final ya no estaba en cuestión. Teruel y su invierno aniquilador se convirtieron en un símbolo del sufrimiento. Yo he buscado en las páginas del libro a mis pobres abuelos maternos, que lo perdieron todo, refugiados en Teruel y luego, prisioneros en Valencia, por católicos, y a mi abuelo paterno, suboficial en el ejército sublevado, conocedor del terreno, sobreviviente del frío y de la metralla, de familia de propietarios, plenamente consciente de la lucha de clases que había detrás de la guerra. Ambos abuelos compartían apellido con el autor del libro.
Este fin de semana hemos vuelto al pueblo. Allí se ha librado otra "batalla de Teruel", más pacífica, más hermosa. El Campeonato Provincial de Morra. En el sur de Aragón y de Cataluña y en el Maestrazgo valenciano, como en Cerdeña, Sicilia o Córcega se sigue jugando a este juego antiguo. La morra es un baile matemático que se expresa a gritos. La vieja Corona de Aragón en forma de juego inteligente y universal.
Comentarios
Sólo lo dejan suelto en los períodos no electorales, que últimamente no existen.
El elefante en el fondo es lo de menos, porque a los habitantes de **PA** (España sin EuSkadi ni cataluÑA) el tema en el fondo se la sopla. Y en el fondo el problema está también ahí.
El elefante no deja ver el aludido elefantito, que en el fondo es más grande, probablemente.
Pero el brontosaurio son los tipos con mucho dinero y poder jugando a crear y destruir partidos y moviéndo los votantes como figuritas en un plano militar de estrategias de esos que salen en las películas que nos gustan a los boomers.
Y lo hacen con los juguetes que se han comprado ya hace tiempo, llamados medios.
Al final lo que nos diferencia de esas democracias que displicentemente llamamos fallidas o imperfectas es el nivel de información de la gente, la pluralidad de medios. Eso mientras los tengamos, que cada vez menos.
Y si no existiera el problema de los separatistas, ya se inventarían otro. El catálogo de dsicrepancias disponibles a causa del elefantito es amplísimo.
Te regalo un parafraseo, fruto de twitter y los esfuerzos aunados.
"Habrá un día en que todos, al levantar la vista, veremos una tierra, que QUITE libertad" Labordeta retroactivo con perdón!