El viernes pasado fue un viernes cálido, silencioso, tranquilito. Me quede
en casa frente a la tele, cansado de todo el trabajo de la semana. Afortunadamente,
la tele pública aún se puede ver. Pero parece que la retrorrevolución también quiere
hacer sus cambios ahí. Ahora que la chusma está como atontada es cuando todo
puede ser reformado, cuando las cosas volverán a ser como Dios manda, cuando
todos los viejos y rancios deseos podrán hacerse realidad…
En fin…vi "Crimen perfecto", de Andrew Davis (1998), un remake de
una de las obras maestras de Hitchcock. Esta versión no es tan buena como el
original; pero entretiene. El Michael Douglas y el Mortensen son creíbles. Más
desubicada veo a la Gwyneth Paltrow. Con las cosas que le pasan y solo cambia
de cara cuando yace con Vigo.

Disfruté el thriller y me fastidió mucho que el crimen perfecto al final no
fuera tan perfecto, que es lo que suele pasar. ¿Por qué nos gustan tanto las
historias de asesinos planificadores y sutiles? Muchos autores ya advirtieron
esto y cambiaron el enfoque de la cámara, pues, en cierto modo, todos nos
ponemos de parte del malo. La reina del género fue la Highsmith y su insuperable
Ripley. Nos deleita ver que el malvado puede salirse con la suya, gracias a su
maligna inteligencia ¿Dónde está el encanto de que el mal triunfe?
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