El multimillonario Warren Buffet lo dejó claro hace unos años: “It's class warfare, my class is winning, but they shouldn't be.” Es decir, el capital está ganando la vieja guerra. Y lo peor de esta derrota histórica y absoluta es que el otro bando, el mundo del trabajo, se ha quedado sin argumentos, es decir, sin armas. El capital se apoderó de la idea de la “libertad”, sin que la “fraternidad” ni la “igualdad” hayan servido de mucho. Con los ejércitos socialdemócratas cautivos y desarmados, incluso han convencido a las clases medias del sur de Europa de que los ajustes de ahora son medidas pasajeras. Que todo volverá a ser como antes. Que cuando pase esto, se volverá a invertir en los servicios públicos comunes, que la edad de jubilación volverá a los 65, que volverá a llover en el otoño. En esa gran guerra dialéctica del XXI, todo gira alrededor del concepto de la recuperación del crecimiento. Cuando vuelva a haber crecimiento, disminuirá el desemple...