Ir al contenido principal

Decrecimiento y posdesarrollo.



El multimillonario Warren Buffet lo dejó claro hace unos años: “It's class warfare, my class is winning, but they shouldn't be.”  Es decir, el capital está ganando la vieja guerra. Y lo peor de esta derrota histórica y absoluta es que el otro bando, el mundo del trabajo, se ha quedado sin argumentos, es decir, sin armas. El capital se apoderó de la idea de la “libertad”, sin que la “fraternidad” ni la “igualdad” hayan servido de mucho. 

Con los ejércitos socialdemócratas cautivos y desarmados, incluso han convencido a las clases medias del sur de Europa de que los ajustes de ahora son medidas pasajeras. Que todo volverá a ser como antes. Que cuando pase esto, se volverá a invertir en los servicios públicos comunes, que la edad de jubilación volverá a los 65, que volverá a llover en el otoño. 

En esa gran guerra dialéctica del XXI, todo gira alrededor del concepto de la recuperación del crecimiento. Cuando vuelva a haber crecimiento, disminuirá el desempleo y dejaremos de apretaros, le dicen a los pequeños empresarios, a los funcionarios, a los tenderos, a los parados que se empiezan a acercar a los nazis (mi barrio ha amanecido cubierto de carteles de una conferencia de Pío Moa).  No volverá a haber crecimiento si seguimos con la manía de la austeridad y del déficit y de la inflación cero, opinan los tertulianos que leen el blog de Stiglitz (traducido). Pero no, todo es mentira, nada volverá a ser igual después de la gran victoria del capital. Bienvenidos al New Brave World.

Ante esta derrota del trabajo, ante la gran mentira, los progres necesitamos nuevas ideas. En las últimas décadas, algunos pensadores se han puesto a discutir el concepto mismo de “crecimiento”, ese becerro de oro al que adora la tribu. El crecimiento, la expansión, es el motor mismo del sistema, de nuestro sistema ¿Y si crecer no fuera bueno per sé? Y más teniendo en cuenta la evidente catástrofe ambiental a lo que nos dirigimos a toda velocidad. Buscando certezas, buscando lemas para no pensar por mí mismo, hace algún tiempo, me leí el libro Decrecimiento y posdesarrollo. El pensamiento creativo contra la economía del absurdo del gurú del tema, SergeLatouche. Mi compañero David me dijo que la semana pasada daba una conferencia en Valencia; pero no fui. Supongo que tenía trabajo, que tenía que aportar mi granito de arena al PIB español del 2012.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Es que es obvio, leches. No se puede crecer de forma infinita. Incluso si nos olvidáramos de que (supuestamente nos preocupa que) ecológicamente es inviable. Es como el chiste. Crecer por que sí (ojo, encima no porque sí, sino obligado)no es ni bueno ni malo, es imposible. Pero ya sabes, chaval: el timo piramidal!
Compañero David ha dicho que…
Muy bueno. Y me encanta salir en este pedazo de blog, por cierto, al final yo tampoco fui, pero porque se me alargó una siesta ya tardía, así que tengo excusa ;)
MiguelAngelMislata ha dicho que…
No solo te cito, sino que te robo lo de la "libertad" frente a lo de la "igualdad", etc.

Eso sí, yo no fui; pero estuve escuchando las numerosas conferencias de Latouche que hay colgadas por ahí (y que he enlazado).

Entradas populares de este blog

Mis pequeñas perras, Lara y Bimba, en el Museo del Prado (1).

El otro día, la pequeña Bimba se cagó en la sala 55A del Museo del Prado. Como soy un buen ciudadano, lo limpié rápidamente. No vaya a ser que algún señor pisara la cosa visitando "El triunfo de la muerte", de Pieter Brueghel "el viejo", una de las obras más impresionantes de la colección. Recuerdo la primera vez que vi "El triunfo de la muerte" y sus predecesoras: "El jardín de las delicias" y "Las tentaciones de San Antonio", de Jheronimus van Aken, "el Bosco", que están en la sala de al lado. En la enciclopedia Larousse de casa. Pensé que había un error. Creí, en una primera mirada alucinada y confusa, que, en realidad, aquellas fantasías flamencas no eran trípticos (óleo sobre madera) de finales del siglo XV y mitad del XVI, sino obras contemporáneas. Pensé que aquellas extrañas imágenes de muñequitos, cadáveres y pavos reales eran la broma de un asesino en serie que le quería mostrar a los detectives del FBI todo lo que e...

Mis pequeñas perras, Lara y Bimba, en el Museo del Prado (2)

Mis perritas, Lara y Bimba se pasean todas las mañanas por el Museo del Prado porque es de todos. Es público. Es de los españoles, de la humanidad y de la caninidad.  Cada vez que algo valioso pasa al común, a la universidad, como decían los antiguos, es un pasico adelante en el lento curso de la historia, esa fulana retorcida. El museo, como tal, fue fundado durante el reinado de Fernando VII (IV en Aragón). El llamado "rey felón", además de un pene grande y de un criterio moral pequeño, heredó la más formidable colección de arte pictórico de la civilización occidental. Afortunadamente, en 1814, decidieron dar cobijo a ese inmenso tesoro en el edificio que había diseñado Juan de Villanueva antes de la francesada. En 1869, tras la primera expulsión de los borbones (aplausos y vítores), se declaró el museo y su contenido "bienes de la Nación". Me gusta contemplar el "Agnus Dei" de Zurbarán. El maestro usó varias veces el motivo del cordero sacrifi...

Cónclave

No todo el mundo puede decir que un cura de su pueblo pudo haber sido papa. Yo tampoco puedo decirlo. Al menos, con absoluta seguridad. Pero las historias que he oído al respecto parecen verosímiles. Dicen que después de que Ratzinger renunciara al cargo, en el cónclave de marzo de 2013, se reprodujo la misma división que ya habían sufrido cuando lo eligieron. Así que parecía razonable que buscaran a alguien que suscitara consensos. Además, me figuro que entre los requisitos del nuevo estaba que su lengua materna debía ser el español o el portugués, las lenguas mayoritarias del catolicismo. No es demasiado aventurado pensar que mi paisano estuvo entre los principales candidatos. Lo cierto es que la primera visita del recién coronado Bergoglio fue a Santa María la Mayor, donde tenía el arciprestazgo el de mi pueblo.  Por todo esto, se pueden imaginar el interés con el que fui al cine. Idea de mi sobrino del sur, que ha venido muy cinematográfico estas vacaciones. Los efectos de la e...