Cuando el mundo era una gran partida de ajedrez, todos, hasta el más tontico, podían opinar sobre las blancas y las negras. En última instancia, cada pequeña guerra, cada atentado, cada invasión, cada genocidio, se podían explicar en base al gran juego entre el Kremlin y Wall Street. Rambo ayudaba a los islamistas y el Che a los guerrilleros de Laurent-Désiré Kabila. Y cada cierto tiempo, los milicos volteaban un Allende. Pero cuando cayó el muro, la partida de ajedrez se convirtió en una gran partida de póker. Hay un jugador con un stack enorme, los USA, el policía global. Y muchos otros jugadores , que se atacan entre ellos (persas contra árabes, chiitas contra sunitas, kurdos contra alauitas, armenios contra azeríes, palestinos contra todos…). Y ese caos, ese havoc , como dirían en inglés, es imposible de entender. De vez en cuando, alguno de esos jugadores, ataca al gran Minotauro, como ocurrió hace ahora doce años. Empezaba el mundo nuevo. El mundo global y sus gue...