La actuación que nos llevó a Cartagena fue la del tercer día. Merche quería ver a Pablo Milanés. Verlo, lo vimos de lejos. Porque solo quedaban entradas en el galllinero del auditorio "El batel", un edificio grande y feo como un barco de guerra de los que fondeaban allí. Oírlo, lo oímos bien y lo disfrutamos. Teniendo en cuenta la edad y la salud del cubano, yo me pensaba que habría algo de timo. Es decir, tres canciones para salir del paso y mucho protagonismo de las estrellas invitadas. Pero fue al revés, el viejo Pablo cantó mucho y bien y los invitados, cada uno una canción del repertorio del cubano. No es que me apasione el tipo. Pero como tantos otros, me sé alguna de sus canciones. Todas suenan bien, sin ripios. Todas traen el aire de aquella isla tan hermosa, de la que el artista lleva escapando toda la vida. Hubo sorpresita, porque uno de los artistas invitados, bajo otro nombre, era Víctor Manuel. Afortunadamente, solo cantó una canción con Pablo.