Mi sobrino me preguntó con su sonrisa pícara: “Entonces, ¿van a hacer una peli de estas, cada Navidad?”. En realidad, quería decir lo siguiente: “¿Cada Navidad me vas a llevar al cine y me vas a comprar palomitas y una fanta de naranja?”. La respuesta es que sí lo haré. Aunque la saga se esté haciendo cada vez más aburrida y pueril y se parezca a un culebrón sin sentido. Y es que hay que llevar al cine a los muchachos, los sueldos de los ejecutivos de las multinacionales no se van a pagar solos. Lo llevé a ver la octava entrega de la serie (y segunda de la época Disney): un tostón edulcorado. Un Mark Hamill acartonado hacía de sí mismo (Luke Skywalker). La Carrie Fisher (Princesa Leia) ha envejecido mejor; pero intentaba moverse poco para no romperse. Hay muchas idas y venidas por el hiperespacio y algunos trucos con la fuerza; pero la cosa sigue decayendo. Y nuestra infancia “…a long time ago in a galaxy far, far away” Uno de las pocos temas que me interesan es cómo se han aña...