Ir al contenido principal

ἡ ἀλήθεια ἐλευθερώσει ὑμᾶς

En caracteres latinos: e elētheia eleutherōsei hymas. La famosa frase del versículo 8:32 del Evangelio de Juan "la verdad os hará libres".  La verdad judicial, la verdad histórica. Los hechos probados los llaman. Y en muchos asuntos, la verdad está en los despojos, en los huesos, en los cadáveres. "... serán ceniza, mas tendrán sentido. Polvo serán, mas polvo enamorado" Creo recordar que hace años leí un libro de la biblioteca de Mislata sobre antropología forense, que me impresionó mucho. También me ha gustado esta serie de 10 episodios producida por la tele vasca y que he visto a través de Prime Video. Aunque tengo que admitir que a veces se han dejado llevar un poco por el tremendismo. Inevitable tratándose los temas que se tratan. 

La documentales están protagonizados por el antropólogo forense más famoso de España: Paco Etxeberria, que la mejora con sus explicaciones pausadas y expertas, llenas de compasión por la vida que hubo en los huesos con los que trastea. A veces, hacen algunos experimentos truqueros y facilones en las instalaciones de la Ertzaintza. Todo muy local y muy bien explicado.

Los 10 capítulos tratan los siguientes asuntos:

"El caso Bretón", en el que Etxeberria demostró que los pequeños restos de huesos en la hoguera eran de humano. Es decir, de los desdichados hijos. "El caso Lasa y Zabala", que puso a Etxeberria en las primeras planas y le quitó definitivamente las máscaras a la flamante democracia española.  "Las fosas de la guerra civil", en especial la sima de Otsoportillo, que yo conocía por la sobrecogedora canción de Fermín Valencia. "El caso de Marta Couceiro" y "El falso shaoulin" de la crónica negra vasca. El inevitable "Las niñas de Alcácer", en el que se ve en detalle la maldita casa de la Romana entre Tous y Catadau."Las consecuencias del atentado de Hipercor", quizá para compensar el segundo capítulo. Y para darle prestancia histórica a la serie: "El caso Salvador Allende".

Comentarios

Entradas populares de este blog

Tintalibre:

Nuestro “Fin de Régime” está siendo, como casi todo en esta estepa, lento y tranquilo, un poco provinciano, un poco hortera, aunque nos las demos de postmodernos.  Aquí no hay Rasputines montando a la zarina, sino el pequeño Nicolás haciéndose selfies con la lideresa y el presidente. Pero todo está cayendo, inexorablemente. Se cae de viejo y de podrido. Son les branques de l’arbre de Pujol. Y se va cayendo todo el sistema del 78. Quizá, al final se acelere el proceso y la cosa deje de ser tan tranquila. La sociedad va descubriendo que no solo era el bipartidismo, sino que los medios de comunicación que sustentaban el entramado de las mamandurrias también se han quedado viejos e inservibles. Enternecedor el “yo no soy un político” del director de La Razón, Marhuenda, ese señor tan rarito y con tantos intereses políticos y económicos, que va a las tertulias a hacer de derechoso leído y digno. Siguen ciegos ante lo que está ocurriendo. Desde hace un año, ya no le...

"Romper el círculo" y "Soy Nevenka"

Después de la tormenta asesina y de la guerra civil en los Estados Unidos, volvemos a la pequeña política de nuestra aldea pequeña.  Parece que el errejonazo fue hace mucho tiempo; pero la dimisión del muchacho solo fue hace un mes. Con ese escándalo, quizás se cierra el ciclo que se inició en enero del 2020. Por primera vez en la historia de la España contemporánea, la izquierda se sentaba en el Consejo de Ministros. Pero los círculos no habían tenido tiempo de cuajar, las cloacas, a modo de sistema inmunológico del Estado, hacían su incansable labor de zapa, y además, llegaron una pandemia, un volcán, la tercera guerra mundial y las tonterías de profe de universidad del gran líder, que huyó un año después. Dejaba como albaceas a un equipo de funcionarios mas rositas que rojos y el encargo de tomar el cielo por asalto a unos muchachos con amplio vocabulario postmarxista pero con las paticas cortas y flojas. Los herederos hicieron lo que pudieron para obligar al pillo de Pedro Sán...

El último concierto.

¡Ay de aquel que nunca haya tenido ninguna afición! ¡Pobre del que nunca se haya esforzado para dominar algún arte! El que nunca haya intentado dibujar, cantar, tocar un instrumento, actuar, cocinar o jugar al ajedrez no sabe lo que se ha perdido. Y digo intentar, porque en el intento es donde está la sal que hace la vida más feliz. Y los más felices entre los mortales son aquellos que el arte ha hecho suyos: los artistas, los profesionales, los que han dedicado una vida entera a un oficio creativo. Los que han sido siempre prisioneros. En su esclavitud quizá han sido libres, luminosos.   “A late quartet” trata sobre ellos. Sobre los profesionales muy cualificados: un cuarteto de cuerda en el final de su historia. Cuando tiene que parar la música y salen los demonios que llevan dentro. Zilberman narra todo esto con sutilidad e inteligencia. Aunque la peli tiene algunos altibajos, valió la pena ir a la sesión golfa de los D’Or.