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El ascenso.

Ardua tarea la de encontrar una peli que nos guste a los cuatro (a Merche, a las dos perritas y a mí). Pero el dios Netflix nos regaló esta comedia romántica, simpática, fantástica y exagerádica.

Un negro de una banlieu parisina quiere impresionar a una chica. Y en lugar de hacerse rapero o narco o matar un dragón de extrema derecha, decide subir el Everest. Como hacen los ricos que están en forma; pero sin dinero y sin entrenar. Y lo gracioso del asunto es que lo consigue. Y además se hace famoso en su barrio y la chica cae rendida a sus pies. Con esa sonrisa senegalesa, el final era predecible. Lo raro era que no lo hubiera conseguido.

Cuando ya me quité el sabor a miel de mi boca de blanco triste, empecé a darle vueltas a la impostura. Yo me he imaginado muchas veces a mí mismo, subiendo sofocado, clavando trabajosamente los crampones en la infinita cascada de hielo de Khumbu y he visto, sintiendo el vértigo, las aglomeraciones en el Escalón de Hillary. Así que lo que no puede ser no puede ser y además, es imposible. La peli dice basarse en la historia del franco argelino Nadir Dendoune, que subió en el 2008. Pero cuando escarbas un poco ves que no es exactamente lo mismo. Dendoune había hecho más deporte, además de subir a pie las escaleras del alto edificio con viviendas de protección social donde vive la familia del héroe sonriente. Quizá necesito convencerme de que no es posible hacer lo que hace el tipo. Porque si no fuera así, probablemente, a mí también se me metería la tontería en la cabeza y acabaría apuntándome a alguna excursión dominical al Everest para reconquistar a mi chica.

Me viene a la memoria una peli más real, y por tanto, más dolorosa: "Everest", de 2015, sobre las expediciones fallidas del 1996  que costaron la vida a varios montañeros. La he visto varias veces y siempre me ha atrapado. Recuerdo también un librito que anda por las estanterías de casa "Hacia lo más alto" sobre la expedición complutense de 1990, dirigida por Pérez de Tudela. Creo que siguió la ruta norte desde el Tibet. Murió un estudiante y dos sherpas. Y es que el planeta nos recuerda cada cierto tiempo que nuestros absurdos afanes humanos no tienen ningún sentido, que aunque podamos imaginar infinitos infinitos, las leyes de la naturaleza nos atrapan. "Ángeles con alas cargadas de cadenas", que diría el poeta. "No somos nada", que diría el sabio.


 

Comentarios

ElSapo ha dicho que…
Na! Déjate... la que tienes que ver es Zombis Nazis 2. Es aún más descacharrante que la primera.
Ya está disponible en A-Mazon.

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