Ir al contenido principal

Fahrenheit 9/11


Anoche volví a ver "Fahrenheit 9/11", de Michael Moore. Aunque la habíamos visto en cine, regalaban el DVD (sólo en castellano) en la campaña de lanzamiento del diario Público (cada uno, lo suyo). Aunque me gustó más "Bowling for Columbine", "Fahrenheit 9/11" se deja ver. Moore no sabe escribir; pero sabe hacer documentales, es divertido y ligero, sabe elegir la banda sonora y no le importa hacer un poquito el ridículo para que cualquiera le entienda. Eso sí, hay que tomarse "Farhenheit 9/11" con sentido del humor, porque si uno asume los mensajes que está mandando, no podría dormir. El documental se ensaña con las evidentes carencias intelectuales de Bush III, al que el tribunal supremo declaró presidente en el pucherazo del 2000. Memorable es la secuencia en la que le comunican que "el país está siendo atacado" y el pobrecico sigue con los niños y con el libro "Mi mascota, la cabra". La voz en off nos explica: "no hizo nada, porque nadie le dijo lo que tenía que hacer". Ahí radica uno de los mensajes principales: otros deciden en función de sus intereses, y en contra de los intereses del pueblo norteamericano. Esos otros (las corporaciones Carlyle y Hulliburton o Cheney) ya tenían diseñado el golpe de timón: la nueva formulación del imperialismo. El ataque terrorista del 9/11 fue la gran coartada, la gigantesca cortina de humo que hizo llorar a los norteamericanos y les nubló la vista. Moore retoma una de las ideas de "Bowling for Columbine": atemoriza a la población y podrás hacer lo que quieras: aprobar los presupuestos que quieras, restringir derechos y mantenerte indefinidamente en el poder, aunque tu familia sea amiga de la familia de Bin Laden.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Presentes

Solamente existen dos cosas: la vida y la muerte. La muerte es el segundo principio de la termodinámica, dominante, omnipresente, invencible. La vida es la lucha absurda, desesperada, contra ese principio. Es la excepción, lo heroico, la guerra que se libra sabiendo que se va a perder. La vida son los pimientos de Padrón, mi sobrino saltando las dulces olas del mar Mediterráneo, Francella haciendo de Sandoval en un juzgado oscuro de Buenos Aires, mamándose como un boludo mientras tiene ideas deslumbrantes. A veces, hay más vida y a veces, hay más muerte. Últimamente, nosotros hemos tenido algo más de lo segundo. Murió un primo de Merche de Albacete. Tenía ilusión por viajar y por hacer fotos a la vida, mientras que el cáncer lo iba derrotando, después de una guerra de cinco años de tratamientos, pruebas, dolores, experimentos, viajes a Madrid, más contra experimentos y más dolores. Pero ese hombretón y su retranca seguirán viviendo. En los mejores diálogos de Muchachada Nui está su c...

Vasil (2)

Vasil (Iván Barneev), un migrante búlgaro, llega a Valencia. No tiene donde dormir. Un jubilado de buena posición social (Karra Elejalde) le acoge en su casa. Para asombro de la hija del jubilado (Alexandra Jiménez), establecen una estrecha relación. Y eso que el padre es más bien rancio. Tienen una afición en común: el ajedrez. Hay largas conversaciones vespertinas, a modo de samar , ciertas desconfianzas; pero son, ante todo y sobre todo, dos seres humanos buscando la humanidad en el otro, en los otros. Con este planteamiento tan sencillo, Avelina Prat construye una película agradable, un poco lenta; pero que deja cierta sensación de paz en el alma. Y siempre nos gusta ver imágenes de la ciudad del Turia.  El planteamiento me llegó a lo hondo. Era inevitable pensar en nuestro amigo búlgaro D, al que también dejaron caer en Valencia hace muchos años y que salió adelante a base de esfuerzo y bonhomía. La directora basó la historia en hechos reales. Me pregunto si conoce a D. Aunque...

El secreto de Santa Vittoria.

Golpe de estado en los USA, yo no encuentro el boli, Hitler sigue matando niños en el gueto de Gaza, estas peras de San Juan no tienen ningún sabor, a Macron le pega su mujer, las materias primas se van acabando y la única receta es aumentar el presupuesto militar para la gran rapiña final. Solo nos queda la ilusión de que, el año que viene, la candidata a la presidencia del gobierno sea la madrileña, a ver si se dan el gran batacazo, nos reímos mucho y ellos aprenden de una vez qué es España (y Portugal). Cuando uno envejece en tiempos tan oscuros, se aferra como un aterido náufrago a sus viejos cánones, a sus libros y pelis preferidas. Nos encerramos en nosotros mismos, en nuestras listas y en nuestros hábitos. " En tiempos de tribulación, no hacer mudanza " recomendaba el santo soldado de Loiola. Y muy arriba entre las películas de mi vida está "El secreto de Santa Vittoria" (1969). Ya se sabe que hay que ubicar en esas listas alguna cosa inesperada, que llame la...