Ir al contenido principal

Los detectives salvajes


Hacía tiempo que no me leía una novela larga. Y hacía tiempo que la literatura no me impactaba tanto. Acabé el sábado "Los detectives salvajes" de Roberto Bolaño He disfrutado muchísimo con esa novela. Y eso que mi pobre cultura literaria se perdía buscando esquemas o caminos conocidos para orientarme. A veces era Borges el que resonaba, otras me parecía leer novela negra, o quizá poesía, o quizá filosofía. Pero no, andaba perdido, todo me parecía nuevo y asombroso e inclasificable. Cada vez que retomaba la lectura me encontraba páginas más interesantes que las anteriores y sin nada que ver con ellas. Y cada fragmento podría ser un digno relato breve y cada historia podría ser el germen de una nueva novela. El autor chileno consigue que el lector tenga la sensación de que ha leído una historia global. La historia completa de la literatura latinoamericana, o la historia total del exilio chileno o el reflejo completo de la vida en México DF. El autor consigue transmitir la sensación de que todas las piezas del mosaico acaban organizándose de manera prodigiosa y de que cada expresión, cada frase son las justas, las exactas. También por recomendación de Miguel, mi librero, ya había leído otras cosas de Bolaño: "Estrella distante" y "Las putas asesinas"; pero aunque me gustaron mucho, "solo" se trataba de una novela breve y de un libro de relatos, respectivamente. "Los detectives salvajes" es tan diferente a todo lo demás que conocía que todavía ando un poco perplejo.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Presentes

Solamente existen dos cosas: la vida y la muerte. La muerte es el segundo principio de la termodinámica, dominante, omnipresente, invencible. La vida es la lucha absurda, desesperada, contra ese principio. Es la excepción, lo heroico, la guerra que se libra sabiendo que se va a perder. La vida son los pimientos de Padrón, mi sobrino saltando las dulces olas del mar Mediterráneo, Francella haciendo de Sandoval en un juzgado oscuro de Buenos Aires, mamándose como un boludo mientras tiene ideas deslumbrantes. A veces, hay más vida y a veces, hay más muerte. Últimamente, nosotros hemos tenido algo más de lo segundo. Murió un primo de Merche de Albacete. Tenía ilusión por viajar y por hacer fotos a la vida, mientras que el cáncer lo iba derrotando, después de una guerra de cinco años de tratamientos, pruebas, dolores, experimentos, viajes a Madrid, más contra experimentos y más dolores. Pero ese hombretón y su retranca seguirán viviendo. En los mejores diálogos de Muchachada Nui está su c...

Vasil (2)

Vasil (Iván Barneev), un migrante búlgaro, llega a Valencia. No tiene donde dormir. Un jubilado de buena posición social (Karra Elejalde) le acoge en su casa. Para asombro de la hija del jubilado (Alexandra Jiménez), establecen una estrecha relación. Y eso que el padre es más bien rancio. Tienen una afición en común: el ajedrez. Hay largas conversaciones vespertinas, a modo de samar , ciertas desconfianzas; pero son, ante todo y sobre todo, dos seres humanos buscando la humanidad en el otro, en los otros. Con este planteamiento tan sencillo, Avelina Prat construye una película agradable, un poco lenta; pero que deja cierta sensación de paz en el alma. Y siempre nos gusta ver imágenes de la ciudad del Turia.  El planteamiento me llegó a lo hondo. Era inevitable pensar en nuestro amigo búlgaro D, al que también dejaron caer en Valencia hace muchos años y que salió adelante a base de esfuerzo y bonhomía. La directora basó la historia en hechos reales. Me pregunto si conoce a D. Aunque...

Vasil (1)

Al parecer, la palabra " samar " tiene muchos significados en árabe. Uno de ellos se refiere a la conversación tranquila, cuando ha llegado la noche. La conversación entre amigos que se cuentan historias cuando ya hay luna y cuando las prisas del día se han ido.  Saco a las perritas sobre las ocho de la tarde. A mitad del paseo, me siento con un vecino en la terraza del chino. Bromeamos sobre lo sucia que tiene el chino la terraza, la barra, los váteres y el bar entero. No hace tapas, cobra caro; pero al menos tiene la cerveza muy fría. La disfrutamos durante nuestro samar vespertino. El vecino opina que el chino no podrá mantener abierto el negocio mucho tiempo, mientras solo sea un chupadero. El vecino conoce bien el Puerto, lo ha visto cambiar a lo largo de su vida. A mí me da pena porque las tres hijas del chino son guapas y espabiladas. Y porque solamente a mí me pone cacao u olivas con la cerveza. Soy el único que da las gracias en mandarín. A menudo, más contertulios s...