Últimamente, el blog ha estado un poco parado. Y es que tanto el mes de agosto como el mes de septiembre han sido (están siendo) divertidos, laboriosos, activos, felices. Es decir, no he tenido demasiado tiempo para leer ni para ver pelis. Por ello, no ha habido casi entradas.
Por otro lado, lo que he visto o he leído era bastante malo, así que consideré que era mejor callarme. Pero ante las peticiones de la afición, comentaré una de las novelas que he leído. Para evitar equívocos, tengo que aclarar que no es una novela que aconseje. Más bien, me parece una mierda. Pero como la he leído, pues la reseño.
Se trata de "Angels & Demons", otra de las producciones de la factoría Dan Brown. La novela fue publicada antes que "Da Vinci code" y se debió reeditar a raiz del éxito de esta. Hace unos meses me leí "Da Vinci code" y en las noches lluviosas de septiembre me he leído "Angels & Demons", por aquello de mejorar el inglés, y es que la lengua es la compañera del imperio...
Creo que ambas han dado lugar a secuelas cinematográficas y ambas son ridículas e infames. Lo interesante del asunto es el éxito que han tenido, especialmente entre el público norteamericano adulto. Creo que en ese éxito hay dos componentes: por un lado, esa incansable demanda de los norteamericanos anglosajones de acercarse a una Europa tradicional, turística, snob y falsa que con sus iglesias mohosas y sus tumbas antiguas de Papas pederastas les llena la necesidad de tener un pasado, una historia.
Por otro, la afición que el público tiene a las teorías de la conspiración. ¿Para qué atribuir el sentido y la naturaleza de la historia a las clases sociales o a las ideas? cuando se puede montar uno la historia que quiera con Merovingios, Templarios e Illuminatti, que es mucho más divertido. No recuerdo dónde leí que siempre habrá un porcentaje de público que asumirá alguna teoría de la conspiración, trátese del tema que se trate: la descendencia de Jesús, el 11-M o el 11-S. En el fondo de nuestra alma, seguimos necesitando cuentos de hadas y de duendes, aunque sean correcalles por Roma con diálogos ridículos.
Comentarios