Hace unos años pusieron unos carteles en el hermoso camino de chopos que va desde mi pueblo a San Juan. Señalaban un largo sendero en dirección al sur. Todos los caminos en Aragón van al sur. Los carteles balizaban un recorrido de cientos de kilómetros por lo que fueron territorios templarios hacia Caravaca, donde se guarda un fragmento de la cruz. Uno de los muchos lignum crucis que atesora la cristiandad. Este es el único verdadero. Supongo. No creo que recorra nunca ese camino de los templarios hasta la Región de Murcia. Prefiero los senderos homologados y cartografiados. No soy un peregrino, soy un senderista. Sin embargo, cuando me regalaron esta novela por navidad y barrunté el motivo principal de la historia, me vinieron a la mente los chopos de San Juan y la fiesta que hacen en mi pueblo para celebrar la Pascua. Hogueras, meriendas, caballos, antorchas, jaimas y túnicas de aquellas antiguas órdenes militares, que empujaron, fanática, heroicamente, las fronte...