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Los surcos del azar

Compré esta novela gráfica para regalársela a un amigo, que es aficionado tanto al cómic como a la historia de los derrotados en la Guerra civil. Pero me ha gustado tanto que dudo si se la regalaré y quizá ni se la preste, porsiaca. La reseño precisamente hoy, cuando se cumplen 78 años del inicio de todo aquello.

El dibujante valenciano Paco Roca ha logrado muchos éxitos en los últimos tiempos. Aunque no soy habitual del género, ya había oido su nombre antes. Aúna un excelente lapiz con una astuta selección de los temas. Al parecer, prepara concienzudamente las historias, tanto en su contexto histórico como en el atrezzo de las viñetas, con lo que logra meter al lector en la trama. En el caso de "Los surcos del azar", verdaderamente me sentí por momentos en la pequeña ciudad de provincias francesa en la que vive el nonagenario Miguel Ruiz, que rememora para Paco Roca sus aventuras en los campos de batalla de la Segunda Guerra Mundial. Me parecieron excelentes los dibujos de los half-track y los blindados a bordo de los que combatían los solados de "La Nueve". Supongo que hay mucho trabajo de documentación detrás.

Ya hemos hablado en este blog de los hombres de Leclerc. Los rojos españoles, invencibles y doblemente derrotados, los ocultados por la historia, los que habían empezado a luchar en la Resistencia contra los nazis cuatro años antes que De Gaulle. Supongo que cada generación ha de tener sus héroes, ellos no serán los héroes de nadie, a pesar de la recuperación de su memoria que ha hecho gente sutil como Roca.

No abundaremos más en el tema de la memoria histórica, a pesar de que, digan lo que digan, sigue siendo uno de los temas importantes en la dignificación y regeneración de nuestra sociedad. Me interesa más la idea del azar arrastrando a las personas en circunstancias históricas especiales. Roca narra la historia de gente que se separa en Alicante o en Orán en 1939 y se vuelve a encontrar en París en 1943. Hojas llevadas por el viento brutal de la historia. Los surcos del azar, que diría Antonio Machado, otro de entre los derrotados.
 

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