Siempre he pensado que el color de la bandera española no debería ser el rojigualda, tan anómalamente mediterráneo, sino el verde oliva de los uniformes de la Guardia Civil. El color guardia civil será más triste; pero más del terreno de la jara y la aliaga, y más “nacional”. Si España, como Estado Nación discutido y discutible tiene algún símbolo, eso es la guardia civil. En el XIX, cuando todavía no había escuelas públicas, ya había guardias civiles mal pagados, patrullando en aldeas remotas y pegando palizas a los furtivos y a los ladrones de gallinas. La guardia civil se unió mayoritariamente al golpe del 36 y fue decisiva en la represión de las guerrillas anti franquistas. La cara del estado era la cara enjuta y desagradable de los guardias civiles, que pusieron su cuota de muertos y de crueldad en la última carlistada. En la España contemporánea, las imágenes de los picoletos entrando en las sedes de los partidos monárquicos y de las empresas constructoras para detener corrup...