Ir al contenido principal

Les Femmes du 6e étage

Vimos en Prime Video esta comedia francesa sencillita y bien intencionada. A mí me gustó. Del mismo modo que la brillante "Un Franco, 14 pesetas" (Carlos Iglesias, 2006), la peli muestra la emigración española de los años 60 sin lágrimas y sin chistes malos. 

Los bárbaros de las banderas deberían ver ambas para acordarse de que antes de que aquí llegaran los inmigrantes, hubo paisanos suyos que también fueron inmigrantes, con sus pobres maletas a cuestas, con sus costumbres, su ignorancia, sus ganas de trabajar, su música ruidosa y su melancolía. Pero verán estas películas y seguirán echándole broncas a la ecuatoriana que le limpia el culo al abuelo o seguirán opinando que los putos moros no se integran porque no quieren y porque están muy atrasados. Al menos ellos saben que son pobres, no como nosotros, que no sabemos ni lo que somos.

La peli transcurre principalmente en la sexta planta de un edificio de gente bien en París. En esa planta viven las sirvientas españolas. Allí se juntan a curarse la melancolía con vino tinto y cotilleos de sus señores. "Ellas están vivas y nosotras estamos muertas" dice la señora que interpreta Sandrine Kimberlain.  El señor de la casa (Fabrice Luchini) acaba viviendo con ellas, en otro cuarto. "Por primera vez en mi vida, tengo una habitación para mi solo". Se pueden imaginar quiénes interpretan a las criadas españolas: la Maura, que es la jefa, la Verbeke, de la que se enamora el señor, la Lola Dueñas, que hace de comunista, Berta Ojea, Nuria Solé y Concha Galán, que mandan dinerito a casa. 

Como Merche no quiere ver las películas en VOS, la escuchamos en castellano y nos perdimos los esfuerzos que hacen las chicas españolas o bretonas para comunicarse en francés. En la versión en castellano, usan un truco algo artificioso; pero que funciona. Las conversaciones que se supone que son en francés tienen lugar en el castellano con acento francés que todos los españoles sabemos hacer. En las conversaciones entre criadas españolas, las actrices se han doblado a sí mismas en un impoluto (y falso) castellano estándar. 

Comentarios

Entradas populares de este blog

Mis pequeñas perras, Lara y Bimba, en el Museo del Prado (1).

El otro día, la pequeña Bimba se cagó en la sala 55A del Museo del Prado. Como soy un buen ciudadano, lo limpié rápidamente. No vaya a ser que algún señor pisara la cosa visitando "El triunfo de la muerte", de Pieter Brueghel "el viejo", una de las obras más impresionantes de la colección. Recuerdo la primera vez que vi "El triunfo de la muerte" y sus predecesoras: "El jardín de las delicias" y "Las tentaciones de San Antonio", de Jheronimus van Aken, "el Bosco", que están en la sala de al lado. En la enciclopedia Larousse de casa. Pensé que había un error. Creí, en una primera mirada alucinada y confusa, que, en realidad, aquellas fantasías flamencas no eran trípticos (óleo sobre madera) de finales del siglo XV y mitad del XVI, sino obras contemporáneas. Pensé que aquellas extrañas imágenes de muñequitos, cadáveres y pavos reales eran la broma de un asesino en serie que le quería mostrar a los detectives del FBI todo lo que e...

Mis pequeñas perras, Lara y Bimba, en el Museo del Prado (2)

Mis perritas, Lara y Bimba se pasean todas las mañanas por el Museo del Prado porque es de todos. Es público. Es de los españoles, de la humanidad y de la caninidad.  Cada vez que algo valioso pasa al común, a la universidad, como decían los antiguos, es un pasico adelante en el lento curso de la historia, esa fulana retorcida. El museo, como tal, fue fundado durante el reinado de Fernando VII (IV en Aragón). El llamado "rey felón", además de un pene grande y de un criterio moral pequeño, heredó la más formidable colección de arte pictórico de la civilización occidental. Afortunadamente, en 1814, decidieron dar cobijo a ese inmenso tesoro en el edificio que había diseñado Juan de Villanueva antes de la francesada. En 1869, tras la primera expulsión de los borbones (aplausos y vítores), se declaró el museo y su contenido "bienes de la Nación". Me gusta contemplar el "Agnus Dei" de Zurbarán. El maestro usó varias veces el motivo del cordero sacrifi...

Cónclave

No todo el mundo puede decir que un cura de su pueblo pudo haber sido papa. Yo tampoco puedo decirlo. Al menos, con absoluta seguridad. Pero las historias que he oído al respecto parecen verosímiles. Dicen que después de que Ratzinger renunciara al cargo, en el cónclave de marzo de 2013, se reprodujo la misma división que ya habían sufrido cuando lo eligieron. Así que parecía razonable que buscaran a alguien que suscitara consensos. Además, me figuro que entre los requisitos del nuevo estaba que su lengua materna debía ser el español o el portugués, las lenguas mayoritarias del catolicismo. No es demasiado aventurado pensar que mi paisano estuvo entre los principales candidatos. Lo cierto es que la primera visita del recién coronado Bergoglio fue a Santa María la Mayor, donde tenía el arciprestazgo el de mi pueblo.  Por todo esto, se pueden imaginar el interés con el que fui al cine. Idea de mi sobrino del sur, que ha venido muy cinematográfico estas vacaciones. Los efectos de la e...