Y no era un castigo de Dios a los homosexuales y a los yonquis, ni un experimento geopolítico para reducir la población negra, sino una mutación cabrona en un virus que fue identificado por los franceses Barré-Sinoussi y Montagnier. Algún sabio dijo que la ciencia, a pesar de ser tan limitada y parecer tan humilde, es lo más valioso que tiene la humanidad. La ciencia, con su infalible tic-tac de prueba-contraprueba-modelo-nuevo modelo. La ciencia, que nos demuestra que la tierra no es plana, que nos informa de que los mismos mecanismos que explican la variedad de la vida, explican también la muerte. La ciencia que nos hace humildes y nos obliga a olvidarnos de nuestros Dioses y nuestras locuras para llegar a tener alguna certeza. Esa ciencia llena de trampas y de tramposos (el estadounidense Gallo intentó arrebatar el mérito del descubrimiento a los franceses); pero que es lo único que nos puede salvar de los colapsos, de los que han venido y de los que vendrán.
Vimos en HBO la que pasa por ser una de las mejores series del año "It's a sin" de Russell T Davies, sobre la aparición de la epidemia en la comunidad homosexual de Londres. Y nos gustó mucho. Los británicos saben interpretar, saben ambientar, saben hacer cosas emocionantes y llenas de contenido. También vimos el otro día la aclamada "Bohemian Rhapsody" (2018), que toca tangencialmente el tema del VIH. Al no ser fan de Queen, no me gustó tanto como les debió gustar a los que le dieron un ejército de premios. Pero tengo que reconocer que la vi hasta el final.
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