Ir al contenido principal

Itziar Ituño

Todos nos hemos enamorado de alguna profesora del instituto. Aunque aquí la palabra "amor" tenga más de deseo infantil o de curiosidad ante la vida que de pasión rotunda y madura. Y yo me enamoré de algunas Itziar que pasaron por mi adolescencia. Mujeres de rasgos hermosos, bien vestidas, con timideces mal llevadas ante clases llenitas de hormonas, con cierto pasado oscuro, quizá político, quizá canallita, que se adivinaba en algunas frases sueltas, en alguna sonrisa pícara. Cuando por primera vez vi en la pantalla a la Ituño, supe que ella era todas esas mujeres, que no envejecen nunca aunque se jubilen después de 30 años en el mismo insti y ni me recuerdan a mí ni a ninguno de los adolescentes que les escuchaban embobados.

Itziar Ituño se convirtió en una superstar por su personaje de la inspectora Murillo en la serie "La casa de papel", que empezamos a reseñar aquí. ¡Qué envidia y qué manía le tengo al personaje de "El profesor" que es capaz de enamorar a la inspectora mediante la inteligencia! ¡Con cuánto odio habrán mirado los chavales a esos profes de instituto medio imbéciles y mal afeitados que se tiraban a esa profesora nueva que está tan buena y explica tan bien la historia! El punto de debilidad que Itziar le da al personaje de la policía renegada me pone muchísimo. Las reuniones y las conversaciones entre ambos personajes del primer atraco (partes 1 y 2) son de lo mejor de la serie, aunque sea inevitable acordarse de la Jodie Foster y del Clive Owen en la mejor peli del género "Heist": "Inside job" ("Plan oculto"). El segundo atraco (partes 3 a 5) se me atragantó un poco. Supongo que es un producto para millenials y ese ritmo incesante de tiros, saltos y acrobacias que siempre logran el éxito me cansaba. Al menos, mi sobrina ha tenido que escuchar "Bella ciao" y "Grândola, vila morena". Un poco descontextualizadas; pero "Bella ciao" y "Grândola, vila morena".

En realidad, Ituño ya era una estrella en su país. Durante 6 años tuvo un papel, también de policía, en la serie "Goenkale" que, al parecer tuvo mucho éxito en la tele vasca. Itziar, como muchos otros actores y cantantes vascos, es una euskaldunberri, es decir, alguien que ha aprendido el euskera estándar de adulto, para poder trabajar en la pequeña industria local. Me pregunto cómo sonará ese euskera en los oídos de los "euskaldun zaharrak", los que tienen un dialecto local como lengua materna. Si yo fuera un euskaldun zaharra, le perdonaría cualquier fallito, solo por verla poniéndole las esposas a un malo.

Veo cualquier peli o serie en cuyo elenco aparezca. En "Lasa eta Zabala" (Pablo Malo, 2014) una peli sobre el famoso caso de la guerra sucia contra ETA, Itziar interpreta a una de las abogadas del bufete que defendía a las familias. Es un papel demasiado breve en una peli demasiado plana, a pesar de la terrible historia que cuenta.

También vi "Hil-kampaiak" ("Campanadas a muerto" de Imanol Rayo, 2020). Se trata de un thriller muy negro, que transcurre en unos caseríos muy oscuros y muy húmedos, donde Itziar hace de inspectora de la Ertzaintza, que eso sí que le pega. Es un peli incompleta y desiquilibrada que deja una sensación extraña, como debería dejar todo el cine negro.

Comentarios

ElSapo ha dicho que…
No la conocías ya de "Cuéntame"??? Yo es una de las dos razones que he tenido para envidiar a Carlitos. La otra obviamente, es Karina!

Entradas populares de este blog

Tintalibre:

Nuestro “Fin de Régime” está siendo, como casi todo en esta estepa, lento y tranquilo, un poco provinciano, un poco hortera, aunque nos las demos de postmodernos.  Aquí no hay Rasputines montando a la zarina, sino el pequeño Nicolás haciéndose selfies con la lideresa y el presidente. Pero todo está cayendo, inexorablemente. Se cae de viejo y de podrido. Son les branques de l’arbre de Pujol. Y se va cayendo todo el sistema del 78. Quizá, al final se acelere el proceso y la cosa deje de ser tan tranquila. La sociedad va descubriendo que no solo era el bipartidismo, sino que los medios de comunicación que sustentaban el entramado de las mamandurrias también se han quedado viejos e inservibles. Enternecedor el “yo no soy un político” del director de La Razón, Marhuenda, ese señor tan rarito y con tantos intereses políticos y económicos, que va a las tertulias a hacer de derechoso leído y digno. Siguen ciegos ante lo que está ocurriendo. Desde hace un año, ya no le...

"Romper el círculo" y "Soy Nevenka"

Después de la tormenta asesina y de la guerra civil en los Estados Unidos, volvemos a la pequeña política de nuestra aldea pequeña.  Parece que el errejonazo fue hace mucho tiempo; pero la dimisión del muchacho solo fue hace un mes. Con ese escándalo, quizás se cierra el ciclo que se inició en enero del 2020. Por primera vez en la historia de la España contemporánea, la izquierda se sentaba en el Consejo de Ministros. Pero los círculos no habían tenido tiempo de cuajar, las cloacas, a modo de sistema inmunológico del Estado, hacían su incansable labor de zapa, y además, llegaron una pandemia, un volcán, la tercera guerra mundial y las tonterías de profe de universidad del gran líder, que huyó un año después. Dejaba como albaceas a un equipo de funcionarios mas rositas que rojos y el encargo de tomar el cielo por asalto a unos muchachos con amplio vocabulario postmarxista pero con las paticas cortas y flojas. Los herederos hicieron lo que pudieron para obligar al pillo de Pedro Sán...

El último concierto.

¡Ay de aquel que nunca haya tenido ninguna afición! ¡Pobre del que nunca se haya esforzado para dominar algún arte! El que nunca haya intentado dibujar, cantar, tocar un instrumento, actuar, cocinar o jugar al ajedrez no sabe lo que se ha perdido. Y digo intentar, porque en el intento es donde está la sal que hace la vida más feliz. Y los más felices entre los mortales son aquellos que el arte ha hecho suyos: los artistas, los profesionales, los que han dedicado una vida entera a un oficio creativo. Los que han sido siempre prisioneros. En su esclavitud quizá han sido libres, luminosos.   “A late quartet” trata sobre ellos. Sobre los profesionales muy cualificados: un cuarteto de cuerda en el final de su historia. Cuando tiene que parar la música y salen los demonios que llevan dentro. Zilberman narra todo esto con sutilidad e inteligencia. Aunque la peli tiene algunos altibajos, valió la pena ir a la sesión golfa de los D’Or.