Ir al contenido principal

La habitación de Fermat


Estas películas las hacen para gente como yo. Somos los que en algún momento oscuro de la adolescencia, quedamos impresionados por las matemáticas; pero la pereza o la falta de talento nos hizo conformarnos con las obras de divulgación o con los pequeños juegos matemáticos. Los que nos quedamos a las puertas de la belleza pura. Los que acabamos corriendo en kart, cuando se puede correr en bólido, los que bebemos mistela, pudiendo beber absenta. Los aficionados ¡qué terrible palabra!
Y por ello, siempre quedaremos insatisfechos por cualquier producto de esta clase, porque estamos insatisfechos con nosotros mismos. Veía los enigmas que les iban poniendo a los protagonistas y me parecían pueriles; pero al mismo tiempo, me llamaban la atención. Escuchaba que uno de ellos había demostrado la Conjetura de Goldbach y me meaba de la risa; pero en el fondo, sentía que lo hubiera dado todo por ser yo el que alguna vez demostrara la Conjetura (si es que eso es posible), por ser el nuevo Wiles. Porque si alguna clase de inmortalidad ha sido concedida a la raza humana, tiene que ser esa. Comprender el orden puro de los números y sus relaciones. La llave última. Lo que subyace entre el caos. Esa paz geométrica e indestructible que hay en el seno de todas las cosas.
Y aunque la peli es cinematográficamente muy flojica, me gustó. Me atrapó desde el principio y les perdoné los trucos facilones y la linealidad cansina del argumento. Trata de unos matemáticos sui generis a los que encierran en una habitación. Resuelven problemillas contra reloj. Hay un suspense teatral tipo "diez negritos" que empieza en el impresionante paraje de Saú (uno de los pueblos pirenaicos inundados por las aguas del desarrollismo y que uno de los personajes, el más idiota, llama "laguna"). Hay algunos guiños Hitchcockianos y un poco de sorpresa final. Quizá sólo falta un polvo. Con algo de suerte, le venderán la idea a Hollywood y podremos ver a alguna estrella de Hollywood diciendo que "Todo número par es la suma de dos números primos"; y añadiendo, con sobreactuación, que un solo contraejemplo desmontaría cruelmente la conjetura.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Presentes

Solamente existen dos cosas: la vida y la muerte. La muerte es el segundo principio de la termodinámica, dominante, omnipresente, invencible. La vida es la lucha absurda, desesperada, contra ese principio. Es la excepción, lo heroico, la guerra que se libra sabiendo que se va a perder. La vida son los pimientos de Padrón, mi sobrino saltando las dulces olas del mar Mediterráneo, Francella haciendo de Sandoval en un juzgado oscuro de Buenos Aires, mamándose como un boludo mientras tiene ideas deslumbrantes. A veces, hay más vida y a veces, hay más muerte. Últimamente, nosotros hemos tenido algo más de lo segundo. Murió un primo de Merche de Albacete. Tenía ilusión por viajar y por hacer fotos a la vida, mientras que el cáncer lo iba derrotando, después de una guerra de cinco años de tratamientos, pruebas, dolores, experimentos, viajes a Madrid, más contra experimentos y más dolores. Pero ese hombretón y su retranca seguirán viviendo. En los mejores diálogos de Muchachada Nui está su c...

Vasil (2)

Vasil (Iván Barneev), un migrante búlgaro, llega a Valencia. No tiene donde dormir. Un jubilado de buena posición social (Karra Elejalde) le acoge en su casa. Para asombro de la hija del jubilado (Alexandra Jiménez), establecen una estrecha relación. Y eso que el padre es más bien rancio. Tienen una afición en común: el ajedrez. Hay largas conversaciones vespertinas, a modo de samar , ciertas desconfianzas; pero son, ante todo y sobre todo, dos seres humanos buscando la humanidad en el otro, en los otros. Con este planteamiento tan sencillo, Avelina Prat construye una película agradable, un poco lenta; pero que deja cierta sensación de paz en el alma. Y siempre nos gusta ver imágenes de la ciudad del Turia.  El planteamiento me llegó a lo hondo. Era inevitable pensar en nuestro amigo búlgaro D, al que también dejaron caer en Valencia hace muchos años y que salió adelante a base de esfuerzo y bonhomía. La directora basó la historia en hechos reales. Me pregunto si conoce a D. Aunque...

Vasil (1)

Al parecer, la palabra " samar " tiene muchos significados en árabe. Uno de ellos se refiere a la conversación tranquila, cuando ha llegado la noche. La conversación entre amigos que se cuentan historias cuando ya hay luna y cuando las prisas del día se han ido.  Saco a las perritas sobre las ocho de la tarde. A mitad del paseo, me siento con un vecino en la terraza del chino. Bromeamos sobre lo sucia que tiene el chino la terraza, la barra, los váteres y el bar entero. No hace tapas, cobra caro; pero al menos tiene la cerveza muy fría. La disfrutamos durante nuestro samar vespertino. El vecino opina que el chino no podrá mantener abierto el negocio mucho tiempo, mientras solo sea un chupadero. El vecino conoce bien el Puerto, lo ha visto cambiar a lo largo de su vida. A mí me da pena porque las tres hijas del chino son guapas y espabiladas. Y porque solamente a mí me pone cacao u olivas con la cerveza. Soy el único que da las gracias en mandarín. A menudo, más contertulios s...