Este finde vi dos películas y un documental. Las pelis las sacó Amparo del videoclub, el documental lo echaron en la 2, ese canal que no ve nadie y que muchos vemos.
La primera fue "Lope" (2010), con escenas de la vida del célebre dramaturgo. Se trata de una obra sin grandes pretensiones, entretenida y un poco vacía. A su favor, cierta corrección histórica en el atrezzo: las calles de la villa y corte están llenas de mierda, los protagonistas salen con la cara y la ropa sucia, como debían ser las cosas en la Castilla imperial de finales del XVI. En su contra: la historia no llega a encajar la doble cara del "monstruo de la naturaleza": Lope es, por un lado, un ardiente gañán y por otro, un prodigioso poeta. Pero es dífícil de creer y las hazañas líricas y amatorias del "fénix de los ingenios" interpretado por Amman, no convencen. Supongo que los modelos de ese tipo de historias serían "Amadeus" y "Cyrano", donde el arte y el artista van en la misma dirección desaforada y brutal. Me temo que alguien volverá a intentarlo con cualquier otro de entre las glorias patrias: Velazquez, Goya o Federico Martín Bahamontes.
La segunda fue "The road" (2009): la historia apocalíptica protagonizada por un famélico Mortensen y basada en la novela homónima de McCarthy. No se puede negar que es una peli desasosegante, pues no consiguió dormirnos a pesar de que eran las tantas y de la botella y pico de buen ribeiro que llevábamos en el cuerpo. Un padre y un hijo caminan hacia el sur, sin abandonar una interminable carretera en medio de un mundo destruido, en el que ya no crecen árboles ni animales. El hambre ha llevado a muchos de los supervivientes al canibalismo. Nadie puede escapar a un frío permanente y embrutecedor. No queda claro cuál es la causa del desastre; pero unos cielos grises y tristones (fotografía de Aguirresarobe) cubren permanentemente este infierno donde la antigua civilización humana solo queda en forma de vehículos varados, casas abandonadas y cenizas. El padre se aferra los valores procedentes de este pasado; pero eso no es muy eficiente en ese nuevo mundo brutal e inhumano. Amparo me hizo ver el simbolismo de no abandonar nunca esa carretera hacia el sur. La peli me dejó una profunda sensación de tristeza. Inevitablemente, pensé lo que yo haría, lo que haríamos en un mundo así.
El documental del domingo fue "Anatomía de un atentado", una colección de entrevistas acerca del atentado que sufrió la revista satírica "El Papus" en 1977 y que costó la vida al bedel del edificio donde estaba la redacción. "El papus" basaba su inmenso éxito comercial en lo que la extrema derecha española más odiaba: el destape, el humor rencoroso de las clases bajas (esas gentes tan feas), una postura entre anarquista y hedonista ante la vida. Así que decidieron castigarlos. Obviamente, no hubo demasiadas represalias penales para los que pusieron la bomba. Uno de los entrevistados (creo que Echarri, el fundador) decía que eso de que "puede más la pluma que la espada es mentira, lo decimos a ver si engañamos a los de la espada". Pensé en las veces y veces que el terrorismo ha logrado contrapartidas políticas. Y volví a la vieja pregunta de qué es el terrorismo. Parece ser que ETA se está rindiendo, ¿se puede afirmar que sus crímenes no le han servido para nada? ¿es que el terrorismo de extrema derecha, durante la transición, no influyó, quizá de manera decisiva, el modelo político en el que ahora vivimos?
La primera fue "Lope" (2010), con escenas de la vida del célebre dramaturgo. Se trata de una obra sin grandes pretensiones, entretenida y un poco vacía. A su favor, cierta corrección histórica en el atrezzo: las calles de la villa y corte están llenas de mierda, los protagonistas salen con la cara y la ropa sucia, como debían ser las cosas en la Castilla imperial de finales del XVI. En su contra: la historia no llega a encajar la doble cara del "monstruo de la naturaleza": Lope es, por un lado, un ardiente gañán y por otro, un prodigioso poeta. Pero es dífícil de creer y las hazañas líricas y amatorias del "fénix de los ingenios" interpretado por Amman, no convencen. Supongo que los modelos de ese tipo de historias serían "Amadeus" y "Cyrano", donde el arte y el artista van en la misma dirección desaforada y brutal. Me temo que alguien volverá a intentarlo con cualquier otro de entre las glorias patrias: Velazquez, Goya o Federico Martín Bahamontes.
La segunda fue "The road" (2009): la historia apocalíptica protagonizada por un famélico Mortensen y basada en la novela homónima de McCarthy. No se puede negar que es una peli desasosegante, pues no consiguió dormirnos a pesar de que eran las tantas y de la botella y pico de buen ribeiro que llevábamos en el cuerpo. Un padre y un hijo caminan hacia el sur, sin abandonar una interminable carretera en medio de un mundo destruido, en el que ya no crecen árboles ni animales. El hambre ha llevado a muchos de los supervivientes al canibalismo. Nadie puede escapar a un frío permanente y embrutecedor. No queda claro cuál es la causa del desastre; pero unos cielos grises y tristones (fotografía de Aguirresarobe) cubren permanentemente este infierno donde la antigua civilización humana solo queda en forma de vehículos varados, casas abandonadas y cenizas. El padre se aferra los valores procedentes de este pasado; pero eso no es muy eficiente en ese nuevo mundo brutal e inhumano. Amparo me hizo ver el simbolismo de no abandonar nunca esa carretera hacia el sur. La peli me dejó una profunda sensación de tristeza. Inevitablemente, pensé lo que yo haría, lo que haríamos en un mundo así.
El documental del domingo fue "Anatomía de un atentado", una colección de entrevistas acerca del atentado que sufrió la revista satírica "El Papus" en 1977 y que costó la vida al bedel del edificio donde estaba la redacción. "El papus" basaba su inmenso éxito comercial en lo que la extrema derecha española más odiaba: el destape, el humor rencoroso de las clases bajas (esas gentes tan feas), una postura entre anarquista y hedonista ante la vida. Así que decidieron castigarlos. Obviamente, no hubo demasiadas represalias penales para los que pusieron la bomba. Uno de los entrevistados (creo que Echarri, el fundador) decía que eso de que "puede más la pluma que la espada es mentira, lo decimos a ver si engañamos a los de la espada". Pensé en las veces y veces que el terrorismo ha logrado contrapartidas políticas. Y volví a la vieja pregunta de qué es el terrorismo. Parece ser que ETA se está rindiendo, ¿se puede afirmar que sus crímenes no le han servido para nada? ¿es que el terrorismo de extrema derecha, durante la transición, no influyó, quizá de manera decisiva, el modelo político en el que ahora vivimos?
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