Ir al contenido principal

También la lluvia.


El sábado tocaba peli comprometida y española (valga el oxímoron). Con lo revuelto que está el mundo, igual hasta le dan un Goya de esos el domingo que viene.

El argumento tiene una estructura que se ha usado muchas veces; pero que funciona especialmente bien en este caso: dentro de la película se está rodando una película. Es decir, la historia dentro de la historia y todas las contradicciones que de ahí arrancan: la injusticia y la pobreza como conceptos abstractos y como buen material narrativo y la injusticia y la pobreza como problemas concretos que afectan al rodaje y joden a los actores. En Madrid sale gratis ser progre y apuntarse a una ONG y hablar de la pobreza estructual y del poder desmedido de las multinacionales. Pero en Cochabamba, te pueden caer las hostias que les dan a esos pobres estructurales cuando protestan por el pillaje que llevan a cabo esas empresas de las que tú tienes acciones. El proyecto de la peli reivindicadora está muy bien; pero cuando son los extras los que reivindican, la cosa cambia. Es decir, la peli es entretenida y potente, aunque a veces, Bollain haya querido estirar demasiado las contradicciones. Todo parece muy previsible; pero no se consigue agotar el argumento. Creo que en parte, se debe al buen trabajo de los protagonistas, Tosar, García Bernal, Elejalde y Aduviri, que hace de indio puro y noble y es más feo que un demonio.

Yo, que siempre me pierdo en los detalles, aguzaba el oido para oir los diálogos en quechua, la despreciada lengua de los indios andinos, la que pasa por ser la más perfecta de las lenguas.

Comentarios

Óscar Pardo de la Salud. ha dicho que…
Gracias por la recomendación, tengo inteción de acudir al cine a verla.
Un saludo.

Entradas populares de este blog

El secreto de Santa Vittoria.

Golpe de estado en los USA, yo no encuentro el boli, Hitler sigue matando niños en el gueto de Gaza, estas peras de San Juan no tienen ningún sabor, a Macron le pega su mujer, las materias primas se van acabando y la única receta es aumentar el presupuesto militar para la gran rapiña final. Solo nos queda la ilusión de que cuando Bildu, ERC o Pueyo, el de Fonz, fuercen al camarada Pedro a convocar elecciones, el año que viene, la candidata a la presidencia del gobierno sea la madrileña, a ver si se dan el gran batacazo, nos reímos mucho y ellos aprenden de una vez qué es España (y Portugal). Cuando uno envejece en tiempos tan oscuros, se aferra como un aterido náufrago a sus viejos cánones, a sus libros y pelis preferidas. Nos encerramos en nosotros mismos, en nuestras listas y en nuestros hábitos. " En tiempos de tribulación, no hacer mudanza " recomendaba el santo soldado de Loiola. Y muy arriba entre las películas de mi canon está "El secreto de Santa Vittoria" (...

Presentes

Solamente existen dos cosas: la vida y la muerte. La muerte es el segundo principio de la termodinámica, dominante, omnipresente, invencible. La vida es la lucha absurda, desesperada, contra ese principio. Es la excepción, lo heroico, la guerra que se libra sabiendo que se va a perder. La vida son los pimientos de Padrón, mi sobrino saltando las dulces olas del mar Mediterráneo, Francella haciendo de Sandoval en un juzgado oscuro de Buenos Aires, mamándose como un boludo mientras tiene ideas deslumbrantes. A veces, hay más vida y a veces, hay más muerte. Últimamente, nosotros hemos tenido algo más de lo segundo. Murió un primo de Merche de Albacete. Tenía ilusión por viajar y por hacer fotos a la vida, mientras que el cáncer lo iba derrotando, después de una guerra de cinco años de tratamientos, pruebas, dolores, experimentos, viajes a Madrid, más contra experimentos y más dolores. Pero ese hombretón y su retranca seguirán viviendo. En los mejores diálogos de Muchachada Nui está su c...

El niño que miraba al mar (Luis Eduardo Aute)

Tomás, compañero y sin embargo, amigo, me manda esta fervorosa reseña del concierto que compartimos la semana pasada: ¡Aute sigue en plena forma! Será porque nos mentalizamos para un homenaje al maestro, al que suponíamos agostado, será por envidia; pero es lo primero que me sorprendió de un concierto vibrante de música, letra y ritmo. Fue en La Rambleta, en Valencia el 28 de noviembre. Aute ya tiene 71 años, nunca ha exigido mucho a su voz y las mesas de mezclas hacen maravillas, pero todo eso no desmerece que sonó limpio e intenso. Uno no puede menos que preguntarse cuál será el secreto de su vigor, y cómo aplicárselo. Cantó las canciones de su último disco “El niño que miraba el mar” y algunas de sus discos anteriores, ya 46 años componiendo. Al final del concierto se centró en las históricas las de los 70 y 80 después de haber amagado tres veces con terminar e irse. Total 3 horas sin descanso. Se hicieron cortas. Le acompañaron tres músicos muy buenos, incluido s...