Ir al contenido principal

11-M


El domingo por la noche estuve viendo varios capítulos de la teleserie producida por el grupo Tele5, basada en los atentados en los trenes de Madrid. No me gustó.

Intentaron hacer una historia lo más cercana posible a los hechos, donde aparecen unas víctimas desdibujadas y abstractas, y unos fanáticos aburridos, que trabajan incansables y aplicados hasta lograr el criminal desastre (la última escena es la de las explosiones en Atocha). Me llamó la atención que los actores que hacen de terroristas tuvieran que hablar entre ellos en un improbable español con acento magrebí (¿tan políticamente incorrecto hubiera sido que hablaran en su árabe  norteafricano?). O que la serie no indague en nada en su proceso de radicalización, en el que tanto ha tenido que ver el Islam wahhabista, procedente de la rica Arabia Saudí, al que, irresponsablemente, las autoridades españolas, permitieron tomar el control de muchas mezquitas a las que acuden los inmigrantes marroquís, originariamente malikís. Supongo que ya es mucho pedir.

Asumo que el reto cinematográfico de hacer un documental ficcionado era grande; pero el resultado me dejó indiferente y aburrido. Al menos, tuvieron la decencia de no meter un atrezzo de sangre y humos. Lo agradecí por la gente cercana a mí que sufrió el atentado.

La fecha fatídica del 11-M seguirá marcada en rojo por mucho tiempo. No solo en la intimidad dolorida e inescrutable de las víctimas y sus familiares, sino en la vida pública. Especialmente, ahora que, desde varios grupos de presión mediática, vuelven a arreciar las teorías de la conspiración. Su objetivo es doble: por un lado vincular a los que ellos consideran los enemigos esenciales de su patria (el PSOE de las dos “ilegítimas” legislaturas  y el terrorismo de ETA). Por otro, intentar influir y lograr cuotas de poder en el Partido, que creen les corresponden por derecho divino. Para ello, no han dudado en ningunear a la mayoría de las víctimas y a sus familiares.  Como comentó Pilar Manjón, oyendo y viendo los insultos que les dedican, es un poco más fácil entender cómo puede haber gente que mate por una idea estúpida, por una raza, o por un Dios adusto y lejano. Muy lejano.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Mis pequeñas perras, Lara y Bimba, en el Museo del Prado (1).

El otro día, la pequeña Bimba se cagó en la sala 55A del Museo del Prado. Como soy un buen ciudadano, lo limpié rápidamente. No vaya a ser que algún señor pisara la cosa visitando "El triunfo de la muerte", de Pieter Brueghel "el viejo", una de las obras más impresionantes de la colección. Recuerdo la primera vez que vi "El triunfo de la muerte" y sus predecesoras: "El jardín de las delicias" y "Las tentaciones de San Antonio", de Jheronimus van Aken, "el Bosco", que están en la sala de al lado. En la enciclopedia Larousse de casa. Pensé que había un error. Creí, en una primera mirada alucinada y confusa, que, en realidad, aquellas fantasías flamencas no eran trípticos (óleo sobre madera) de finales del siglo XV y mitad del XVI, sino obras contemporáneas. Pensé que aquellas extrañas imágenes de muñequitos, cadáveres y pavos reales eran la broma de un asesino en serie que le quería mostrar a los detectives del FBI todo lo que e...

Mis pequeñas perras, Lara y Bimba, en el Museo del Prado (2)

Mis perritas, Lara y Bimba se pasean todas las mañanas por el Museo del Prado porque es de todos. Es público. Es de los españoles, de la humanidad y de la caninidad.  Cada vez que algo valioso pasa al común, a la universidad, como decían los antiguos, es un pasico adelante en el lento curso de la historia, esa fulana retorcida. El museo, como tal, fue fundado durante el reinado de Fernando VII (IV en Aragón). El llamado "rey felón", además de un pene grande y de un criterio moral pequeño, heredó la más formidable colección de arte pictórico de la civilización occidental. Afortunadamente, en 1814, decidieron dar cobijo a ese inmenso tesoro en el edificio que había diseñado Juan de Villanueva antes de la francesada. En 1869, tras la primera expulsión de los borbones (aplausos y vítores), se declaró el museo y su contenido "bienes de la Nación". Me gusta contemplar el "Agnus Dei" de Zurbarán. El maestro usó varias veces el motivo del cordero sacrifi...

Cónclave

No todo el mundo puede decir que un cura de su pueblo pudo haber sido papa. Yo tampoco puedo decirlo. Al menos, con absoluta seguridad. Pero las historias que he oído al respecto parecen verosímiles. Dicen que después de que Ratzinger renunciara al cargo, en el cónclave de marzo de 2013, se reprodujo la misma división que ya habían sufrido cuando lo eligieron. Así que parecía razonable que buscaran a alguien que suscitara consensos. Además, me figuro que entre los requisitos del nuevo estaba que su lengua materna debía ser el español o el portugués, las lenguas mayoritarias del catolicismo. No es demasiado aventurado pensar que mi paisano estuvo entre los principales candidatos. Lo cierto es que la primera visita del recién coronado Bergoglio fue a Santa María la Mayor, donde tenía el arciprestazgo el de mi pueblo.  Por todo esto, se pueden imaginar el interés con el que fui al cine. Idea de mi sobrino del sur, que ha venido muy cinematográfico estas vacaciones. Los efectos de la e...