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Ocho apellidos vascos.

La tarde del sábado tocaba reírse porque vinieron unos buenos amigos a Valencia. Así que hicimos lo que están haciendo casi todos los que van al cine en este caluroso principio de la primavera y nos apuntamos al gran éxito del 2014, la rentable comedia de Emilio Martínez-Lázaro. El director ya había hecho más cosas en este género; pero no he visto ninguna y no puedo juzgar. Curiosamente, también dirigió "La voz de su amo",  un thriller ambientado en la Vizcaya de los llamados "años de plomo", cuando ETA ponía muertos encima del tapete político tres veces al mes. Aquella peli del 2001 no me gustó, me pareció liosa y mal acabada y creo que le tengo algo de manía al Eduard Fernández desde entonces. Afortunadamente, el país al que se refiere "Ocho apellidos vascos" es muy distinto al de los 80, aunque queden las víctimas y muchas heridas por cerrar.

Y la peli funciona. No engaña. Es una colección de chistes sobre vascos que hacen mucha risa. La trama es algo descabellada; pero sirve para justificar los gags. La peli está mal acabada, como hecha con desgana; pero la sala entera se reía. Y yo también. Puestos a ver pelis que parecen capítulos de TV, prefiero las de aquí a las norteamericanas. Para disfrutarla, me tuve que olvidar de que los arquetipos y los chistes "regionales" son una de las maneras a través de las que el estado-nación digiere las identidades periféricas: los andaluces graciosos, los catalanes tacaños y taimados, los vasconavarros nobles y brutos, los aragoneses más nobles y más brutos todavía, los madrileños, gentes de graciosa hidalguía. Y me dispuse a rebozarme en arquetipos. Disfruté de las tonterías que hace el Dani Rovira y me sonreí al reconocerme a mí mismo en el susto y en la emoción que tiene el chaval cuando cruza de Castilla al País Vasco, como cuando viajé en tren a Vitoria en el 89.Y al ver Getaria desde el aire me acordé de un verano veinte años después, caminando entre las viñas que dan el txakoli que un excelente Karra Elejalde bebía a grandes tragos, mientras yo bebía coca-cola y me reía.

Si alguien ha sido capaz de ironizar sobre las identidades en la Iberia actual, crispada y empobrecida, han sido los vascos. Y los guionistas de "Vaya semanita", Cobeaga y San José, han sido también los guionistas de "Ocho apellidos vascos". Aunque creo que hay capítulos de la serie que son mejores que la peli. Todas las sociedades necesitan esa vía de escape y más una sociedad ensangrentada  y aterrorizada como la vasca. Como ya hemos escrito alguna vez, ¿qué ha pasado con la sociedad valenciana? La fallecida Canal 9 no fue capaz de hacer algo como el "Vaya semanita" vasco o el "Oregón TV" aragonés. Pero el grano acabará explotando, de eso no hay duda.

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