Tomás, compañero y sin embargo, amigo, me manda esta fervorosa reseña del concierto que compartimos la semana pasada:
¡Aute sigue en plena forma! Será porque nos mentalizamos
para un homenaje al maestro, al que suponíamos agostado, será por envidia; pero
es lo primero que me sorprendió de un concierto vibrante de música, letra y
ritmo. Fue en La Rambleta, en Valencia el 28 de noviembre.
Aute
ya tiene 71 años, nunca ha exigido mucho a su voz y las mesas de mezclas hacen
maravillas, pero todo eso no desmerece que sonó limpio e intenso. Uno no puede
menos que preguntarse cuál será el secreto de su vigor, y cómo aplicárselo.
Cantó
las canciones de su último disco “El niño que miraba el mar” y algunas de sus
discos anteriores, ya 46 años componiendo. Al final del concierto se centró en
las históricas las de los 70 y 80 después de haber amagado tres veces con
terminar e irse. Total 3 horas sin descanso. Se hicieron cortas. Le acompañaron
tres músicos muy buenos, incluido su productor musical y arreglista: Toni
Carmona. Casi cantaba en familia pero sonó fenomenal. Aute es de los que suena
mejor en directo que en disco.
Pasado
el primer asombro, pudimos entregarnos al arte y el discurso de este enorme
músico y poeta. No parece pose cuando mezcla los temas más mundamos como el
sexo, la broma fácil, o la palabra soez con miradas lúcidas y llenas de belleza
sobre la condición humana. Va por la vida como Tácito horrorizado por la
vanidad, la necedad o la codicia del ser humano y se exilia en su arte, y en el
sexo (o eso dice). Desde ese ensimismamiento se sigue cuestionando en sus
canciones el origen del ser humano, el sentido de la vida, o el destino que nos
aguarda. Y nos propone que el sentido de la vida es la belleza interior, crecer
como humanos críticos, sensuales y desprendidos.
Y
entonces comprendes por qué el concierto, además de calidad musical, transmitió
los valores de Aute. La inspiración del que sigue buscando respuestas, del que
sigue curioso; la coherencia del que sigue defendiendo sus posiciones, que
siguen vigentes; el magnetismo del que se sigue gustando y no presume de ello;
y la sensualidad y energía … ¿que le da el sexo?
En su
último disco vuelve a ser irregular pero tiene momentos lúcidos y sublimes. Me
tiene dando vueltas a la cabeza la imagen de un viejo que mira a un niño, que
es él mismo, y quiere preguntarle “¿ves al verdugo de tus sueños?” Por cierto,
no me gustó el vídeo que nos pasaron al principio sobre ese mismo tema, le
prefiero mucho más cuando canta.
Al
final nos fuimos a casa sintiendo que habíamos visto un concierto estimulante
inspirado y profesional, cualidades que te impresionan duraderamente cuando
coinciden.
Chema también escribió una hermosa reseña en su blog.
Chema también escribió una hermosa reseña en su blog.
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