Ir al contenido principal

Tintin en el Congo.

Sigamos con África. El hombre ha creado muchos infiernos para los otros hombres sobre la faz de la tierra. Pero quizá uno de los más brutales y abyectos fue la explotación del Congo belga y de sus habitantes por el rey Leopoldo II. Algunos lo llaman el "Holocausto olvidado". En la conferencia de Berlín de 1885, los representantes de las fieras grandes, le dejaron los restos del cadáver africano a las alimañas pequeñas. Y Leopoldo Luis Felipe María Víctor de Sajonia-Coburgo-Gotha, un hijo puta como otro cualquiera, se apoderó de un inmenso territorio, llenito de las riquezas que el capitalismo de finales del XIX y principios del XX anhelaba. Mediante un ejército de mercenarios como Morgan Stanley y muchos colaboradores locales, se llevó a cabo un codicioso saqueo basado en la explotación de los nativos, cuya vida valía menos que el machete que los mutilaba si no entregaban la cuota de caucho. Fueron las tinieblas a las que viajó Conrad o contaron otros, como Vargas Llosa o mi admirado Atxaga.  No se sabe bien cuántos murieron, quizá 10 millones de personas, para hacer a Leopoldo asquerosamente rico.

Me encuentro en casa de mis cuñados el segundo cómic de Tintín, que Hergé publicó en 1930. Aunque  nunca me gustó  (prefería a Asterix), tengo que reconocer que es en Tintín donde la llamada ligne claire alcanza sus resultados más hermosos. Me temo que al leer este volumen, el rubito del mechón me va a gustar aún menos. Independientemente de su valor estético, "Tintín en el Congo" es una mierda colonialista y paternalista. Los negritos son caracterizados como imbéciles que aplauden y veneran cualquier tontada que hace Tintín. Siempre se dice que hay que poner las obras en el contexto de su tiempo; pero ese cómic ya era malo en 1930. Ya se sabe que no hay conquista ni saqueo ni esclavización que no requiera de una justificación moral o estética, en forma de racismo científico o en forma de cómics para niños. Tintín se pasea por el Congo, mata a cualquier animal que le apetece, y descubre, sin querer, una trama mafiosa, que no viene a cuento. Leo que, a pesar de todo, el volumen es muy popular en la actual República del Congo.



Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Ditto!

Entradas populares de este blog

Tintalibre:

Nuestro “Fin de Régime” está siendo, como casi todo en esta estepa, lento y tranquilo, un poco provinciano, un poco hortera, aunque nos las demos de postmodernos.  Aquí no hay Rasputines montando a la zarina, sino el pequeño Nicolás haciéndose selfies con la lideresa y el presidente. Pero todo está cayendo, inexorablemente. Se cae de viejo y de podrido. Son les branques de l’arbre de Pujol. Y se va cayendo todo el sistema del 78. Quizá, al final se acelere el proceso y la cosa deje de ser tan tranquila. La sociedad va descubriendo que no solo era el bipartidismo, sino que los medios de comunicación que sustentaban el entramado de las mamandurrias también se han quedado viejos e inservibles. Enternecedor el “yo no soy un político” del director de La Razón, Marhuenda, ese señor tan rarito y con tantos intereses políticos y económicos, que va a las tertulias a hacer de derechoso leído y digno. Siguen ciegos ante lo que está ocurriendo. Desde hace un año, ya no le...

"Romper el círculo" y "Soy Nevenka"

Después de la tormenta asesina y de la guerra civil en los Estados Unidos, volvemos a la pequeña política de nuestra aldea pequeña.  Parece que el errejonazo fue hace mucho tiempo; pero la dimisión del muchacho solo fue hace un mes. Con ese escándalo, quizás se cierra el ciclo que se inició en enero del 2020. Por primera vez en la historia de la España contemporánea, la izquierda se sentaba en el Consejo de Ministros. Pero los círculos no habían tenido tiempo de cuajar, las cloacas, a modo de sistema inmunológico del Estado, hacían su incansable labor de zapa, y además, llegaron una pandemia, un volcán, la tercera guerra mundial y las tonterías de profe de universidad del gran líder, que huyó un año después. Dejaba como albaceas a un equipo de funcionarios mas rositas que rojos y el encargo de tomar el cielo por asalto a unos muchachos con amplio vocabulario postmarxista pero con las paticas cortas y flojas. Los herederos hicieron lo que pudieron para obligar al pillo de Pedro Sán...

El último concierto.

¡Ay de aquel que nunca haya tenido ninguna afición! ¡Pobre del que nunca se haya esforzado para dominar algún arte! El que nunca haya intentado dibujar, cantar, tocar un instrumento, actuar, cocinar o jugar al ajedrez no sabe lo que se ha perdido. Y digo intentar, porque en el intento es donde está la sal que hace la vida más feliz. Y los más felices entre los mortales son aquellos que el arte ha hecho suyos: los artistas, los profesionales, los que han dedicado una vida entera a un oficio creativo. Los que han sido siempre prisioneros. En su esclavitud quizá han sido libres, luminosos.   “A late quartet” trata sobre ellos. Sobre los profesionales muy cualificados: un cuarteto de cuerda en el final de su historia. Cuando tiene que parar la música y salen los demonios que llevan dentro. Zilberman narra todo esto con sutilidad e inteligencia. Aunque la peli tiene algunos altibajos, valió la pena ir a la sesión golfa de los D’Or.