Siempre me han impresionado los submarinos, y las pelis y documentales sobre ellos. Aunque ninguna supera "Das boot", que reseñamos hace un tiempo. De todas las máquinas de matar que ha inventado el hombre, el submarino me parece la más prodigiosa y maligna. La muerte, como saben bien los pueblos indígenas, casi siempre viene desde el mar. En este caso, silenciosa, sutil, desde el fondo del mar. Si la Alemania nazi tuvo alguna opción de ganar la guerra (guerras) de 1914 y de 1939, algo imposible según la mayoría de los historiadores, fue gracias al arma submarina. Algunos marinos británicos consideraban a los submarinos algo indigno, traicionero. Hace gracia que un militar británico piense que los otros son los traicioneros.
Esta peli comienza con una frase memorable (que atribuyen a Aristóteles): "Il y a trois sortes d'hommes: les vivants, les morts et ceux qui vont sur la mer". Trata de uno de los submarinos franceses SNLE (Sous-marin nucléaire lanceur d'engins), es decir los submarinos que se esconden en el fondo del mar como si fueran afables ballenas y disparan desde su pródigo vientre, misiles nucleares a las ciudades del enemigo. Toda la ciencia y toda la tecnología humana concentrada en un pedazo de metal hermético, autosuficiente, escondido, de suaves curvas, que puede matar a millones a miles de kilómetros de distancia. Pero la máquina no funciona sola. Quizá otra de las cosas que me impresionan de los submarinos es que necesitan a bordo a hombres especiales, los del tercer tipo de la frase de Aristóteles. Yo, quizá no cabría. O no podría. El protagonista es un experto en guerra acústica, es decir de los que escuchan los sonidos y sabe distinguir a la ballena de la frase anterior de un submarino ruso, o incluso, el tipo de submarino. Con tanto alarde tecnológico, podrán imaginar que estaba encantado de ver esta peli de 2019. Además, la vi en francés y creo que entendí bastante bien todo lo que decían. Parece que lo de "El canto del lobo" se refiere a algún sonido previo al ataque desde otro buque.
Lo más interesante es que la trama predice la situación actual. Putin se ha puesto a invadir Finlandia y todos están nerviosos por si a alguien le da por apretar el botón rojo, en el Kremlin o a bordo de un submarino mortífero. La tele nos ha convencido de que tenemos que volver a invertir mucho dinero en armamento. Quizá sea necesario. Quizá ahora mismo los SNLE franceses, los de la Clase Virgina estadounidenses o los SNA rusos, se dirigen de verdad hacia los "puntos mágicos" de lanzamiento...
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