Contra Liberty Valance (Lee Marvin), van a luchar los dos héroes del oeste. El poli bueno y el poli malo. El bueno es James Stewart, en su papel habitual de abogado. Lo tuvimos por aquí hace poco. Cree en las leyes y se hace el fino y el pacífico. El poli malo es John Wayne, que cree en sus puños y en su pistola. Al gran Wayne no se le ve ni demasiado inteligente ni demasiado trabajador; pero llena la pantalla. Y para acabar de asustar, siempre le acompaña su novio Pompey (Woody Strode), que tiene una gran escopeta y le cubre las espaldas.
El debate entre el cumplimiento de las normas y la violencia, que siempre me ha sonado un poco falso, ha dado para mucho. Con mi cuñado, volví a ver "Arde Mississipi"("Burning Mississipi", 1988), de Alan Parker. Aquí, los polis son realmente polis. El poli bueno es Willem Dafoe y el poli malo es Gene Hackman. Era cuando el gobierno federal, el del primer párrafo, ponía sus huevos encima de la mesa. Seremos un país racista, de acuerdo; pero que se note menos. Y si es necesario mandaros al ejército o a los piolines, os los mandamos. De momento, que vaya Gene Hackman. Yo, de mayor quiero ser como él. Sobre todo cuando le dejan usar sus métodos. Es lo bueno de que los malos sean unos nazis muy malos. Que no te tienes que plantear si es lícita la tortura. ¿Qué pasa cuando los malos no son tan malos? La peli tiene muchos más matices. Nunca he olvidado cuando Hackman le cuenta a su compañero:
"When I was a little boy, there was an old Negro farmer lived down the road from us, name of Monroe. And he was, uh, well, I guess he was just a little luckier than my Daddy was. He bought himself a mule (...) and one day just showed up dead. They poisoned the water. And after that there was never any mention about that mule around my Daddy"
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