Me saqué del videoclub este estreno. Y vi una peli entretenida, divertida, ruidosa y vacía. El personaje de Hellboy tiene muchas menos dualidades y sombras que en la primera película y es por tanto, menos interesante. Se dedica a dar bofetadas y a salvar al mundo. Es decir, poca cosa. Por otro lado, nos hemos acostumbrado tanto a los efectos especiales que imágenes que hace una docena de años nos hubieran parecido milagros dignos de muchos rebobinados, pasan desapercididas y se olvidan inmediatamente. O peor, huelen a refritos. El "mercado de los trolls" apesta a Guerra de las Galaxias. Nada nuevo bajo los soles de Tatooine. Quizá lo más llamativo de esta secuela ha sido que Del Toro se ha explayado metiendo su imaginario personal y podemos ver a criaturas del submundo que miran con sus manos y cogen la energía del bosque, etc, etc. Es decir, lo que ya hizo en la interesantísima "El laberinto del Fauno"; pero con más presupuesto y menos misterio. Un aspecto que nece...