Con la franja de Gaza casi totalmente ocupada por el ejército israelí, me decido a ver esta peli, del director Hany Abu-Hassad (2005). Se trata de la historia de dos palestinos de Nablús, amigos desde la infancia y compañeros de trabajo, que van a ser enviados a Israel para cometer un atentado suicida. La película narra, de manera muy lineal, las horas anteriores al atentado. Su interés argumental radica en las reflexiones y en los sentimientos que van apareciendo durante su camino a la inmolación. Vemos a sus familias, la vida miserable y desesperada en la Palestina no ocupada por Israel y la manipulación que los líderes religiosos ejercen sobre los jóvenes palestinos. La peli no tiene grandes aspiraciones, se limita a contar los hechos y deja al espectador que juzgue. Aunque el título sea un guiño a la película de Coppola, no hay ninguna violencia explícita.
Además de los dos protagonistas, Kais Nashef y Ali Sulliman, fue una sorpresa agradable volverme a encontrar con la bellísima Hiam Abbass (que ya había visto en "Limoneros"). La otra protagonista femenina de cejas expresivas y sonrisas profundas, es Lubna Azabal. Algo hay en el Mediterráneo que hace hermosísimas a las mujeres hermosas.
Una de las ideas de la película que más me gustó fue el hecho de que los dos palestinos, una vez afeitados y con otra ropa, se podían confundir perfectamente con los colonos ultrareligiosos judíos. De hecho, su objetivo es mezclarse con cualquier multitud una vez atravesada la frontera y asesinar a la mayor cantidad de gente posible. Es decir, la definición exacta de terrorismo. Hay otra vieja definición de terrorismo, cuyo autor no recuerdo: "la manera en que denomina un ejército grande las acciones que lleva a cabo un ejército pequeño".
Ya se ha dicho todo sobre el conflicto en Palestina o quizá todavía no se ha dicho nada. Pienso que Israel tiene derecho a defender a su población de los atentados suicidas y también de los cohetes que ha disparado Hamás desde la franja durante todos estos meses. En estos momentos, los islamistas no solamente están usando kamikazes; están usando a toda la población de la franja. Pero también pienso en que hay que ofrecer alguna alternativa al pueblo palestino, encerrado en sus reservas-prisión, incubando un odio de tres generaciones por la pérdida de su tierra legítima, sin más perspectiva que el radicalismo y la violencia sin fin. ¿Israel cumplirá alguna vez las resoluciones de la ONU?
Alguna vez los Estados Unidos y Europa se tendrán que plantear por qué han hecho lo que han hecho y cómo han conseguido que la población mejor preparada y más laica de Oriente Medio haya acabado votando masivamente a los islamistas y haciendo cola ante los garitos de reclutamiento de suicidas. Quizá una parte de la respuesta esté en nuestra profunda ignorancia de la historia de aquella zona. Quizá sea porque aquí todavía tenemos a nuestro propio Allah y a nuestros propios islamistas. Recuerdo perfectamente cuando un compañero de trabajo, discutiendo del tema, me soltó el siguiente argumento: "Israel tiene derecho a todo el territorio porque así lo dice el Antiguo Testamento".
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