El pasado 20 de enero, murió Mariano Constante. Mariano concitaba en su biografía dos hechos de la historia reciente que siempre me han llamado la atención: la llamada Bolsa de Bielsa y Mauthausen.
En la primavera de 1938, tuvo lugar el embolsamiento y huida de los últimos restos del ejército republicano en el Pirineo aragonés. Mariano formaba parte de la 43 División, formada casi íntegramente por altoaragoneses, a cuyo mando estaba el mayor Antonio Beltrán, "l'esquinazau". La 43, rodeada por los franquistas, se fue retirando de manera disciplinada hacia la frontera francesa, la única salida de la bolsa. Unos 4.000 civiles, habitantes del valle, evacuaron los pequeños pueblos de la cabecera del Cinca y el Cinqueta y acosados por la aviación italiana, cruzaron los puertos, todavía helados. Yo, que he tenido la suerte de poder andar aquella zona en verano, bien calzado y bien alimentado, me estremezco al pensar lo que debieron sufrir aquellas gentes, huyendo con sus haciendas y sus hijos a cuestas. Una de las muchas tragedias, una de las muchas hazañas. Yo llevo un tiempo esperando que la Diputación de Huesca vuelva a editar el documental-libro "El puerto de hielo", que publicó sobre el tema.
Cuando la República Española fue derrotada, muchos, como Constante, siguieron combatiendo a los nazis en las trincheras y en la resistencia Francesa. El destino de la mayor parte de los españoles que fueron hechos prisioneros fue el campo de exterminio austríaco de Mauthausen. He estado allí dos veces como turista. Allí fueron asesinados unos 10.000 españoles. El régimen franquista corrió un tupidísimo velo sobre esta parte de la historia contemporánea, llena de dolor y de gestas. ¿Cuántos saben que el campo de Mauthausen fue el único que se liberó a sí mismo? ¿Cuántos que las fotos clandestinas de Francisco Boix fueron las pruebas decisivas en el juicio de Nüremberg? Todavía me asombra la invencible moral de victoria de aquellos prisioneros, fanatizados e incansables. Los payasos de "Malditos Bastardos" son unas nenazas al lado de aquellos famélicos presos con el triángulo azul de apátrida y la S de Spanier.
Constante dedicó su vida a relatar lo que había sucedido en aquel campo. Quizá haya libros sobre el tema más documentados o mejor editados; pero mi preferido es "Los años rojos", que encontré en un mercadillo y he leído una y mil veces.
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