Ir al contenido principal

Adiós a Huesca y provincia, a Zaragoza y Teruel.

Fue hace muchos años. Era un pueblo del sur de Aragón, de madrugada. Un pueblo de la "Sierra Callada", como él la llamaba. Éramos adolescentes que empezábamos a salir de fiesta. Eran las verbenas del verano, el alcohol. Recuerdo, como si fuera ahora mismo, a dos amigos de la cuadrilla, subidos en una mesa. Cantaban la Albada. La Albada lenta y poderosa, la Albada triste y guerrera "Y esta es la albada del viento, la albada del que se fue, que quiso volver un día; pero eso no pudo ser". Marcaban solemnemente los versos, con fuertes golpes en la mesa. Resonaba el bar. El mundo resonaba, como cuando rompen la hora en Calanda, como cuando vienen las tronadas fuertes en las montañas, "la luz golpeando la luz".

La Albada, el Canto a la Libertad, la Sanjuanada, ... y tantas otras. Himnos para una tierra de ausencias, versos para un país de silencios largos. Las llamaban "canciones de autor" aunque, curiosamente, se convirtieron en canciones de todos, en canciones de adolescentes que intentaban entender el mundo, canciones para que la megafonía municipal avisara de que llegaba el agua para regar o el pescado a la plaza, canciones para los que emigraron a Cataluña o a Valencia, y se tenían que esconder para que no les vieran llorar cuando se acordaban de los pobres pueblos que habían dejado. Canciones para que aquella tierra sin mar recuperara la voz. La voz casi perdida, "lanzada contra el cierzo y el sol". Se convirtieron en canciones del pueblo, aunque al autor, siempre tan socarrón, le hiciera mucha gracia la frase.

No sé por qué, hace unos días, mi mano, de manera inconsciente, escribió el viejo verso de ese poeta, hermano de poeta: "Somos como nuestra tierra, suaves como la arcilla, duros del roquedal". La vida tiene sus caminos misteriosos y sutiles, porque el viernes también escuché la versión aragonesa del viejo himno occitano "Aqueras montañas, tan alteras son", que él, a veces, cantaba en algún concierto.

Así que ayer, de madrugada, cuando ya debía estar haciendo mucho frío en Teruel y esa humedad persistente empapaba Zaragoza, "esa madrastra, esa tumba nacida a nuestras espaldas", me estremecí al leer el sms que mi primo me había mandado: "Ha muerto Labordeta. ¿y ahora qué?".

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Sigo desde un tiempo este blog. Tengo la sensación de que danielelmochuelo conoce las tierras afectadas por el Fuero de Alfambra. Me permito citarle este blog
www.clementealonsocrespo.blogspot,com
y cuantos comentarios a él crea convenientes.
En él puede encontrar un par de fotografías con Labordeta de hace ya años.
clementealons@hotmail.es
Anónimo ha dicho que…
clementealonso@hotmail.es
Neus ha dicho que…
También los más jóvenes tenemos a Labordeta presente.
Me ha gustado mucho lo que cuenta en esta entrada. Un saludo

Entradas populares de este blog

Los Ases del Jiloca.

Hay una tierra donde el verde y el rojo libran una batalla encarnizada para que los miren. Esbeltas torres de ladrillo surgen del suelo, milagrosas. Mírame a mí, dicen. Fueron minaretes de las viejas mezquitas que los adustos antepasados del Pirineo convirtieron en iglesias. Los álamos, que crecen altos y fuertes desde la frescura, no se dejan vencer. Miradnos a nosotros, gritan también. Es una tierra tan hermosa que un británico se quedó sin respiración al ver un atardecer. Es un país de pueblos escondidos en los barrancos de arcilla, esperando que pase el hielo del invierno ártico y el calor del verano bereber. Siempre esperando a ver lo que mandan otros, lo que dicen otros. En una espera sin esperanza. Es una tierra de bellezas solitarias y únicas. Y es mi tierra. Como en otras nocheviejas, mi cuñado y yo, ron en mano, huimos de la tele convencional, a pesar de nuestra respetable edad. En la del 2024, le puse unos vídeos de Youtube de "Los gandules" . Y nos reímos a mandíb...

El secreto de Santa Vittoria.

Golpe de estado en los USA, yo no encuentro el boli, Hitler sigue matando niños en el gueto de Gaza, estas peras de San Juan no tienen ningún sabor, a Macron le pega su mujer, las materias primas se van acabando y la única receta es aumentar el presupuesto militar para la gran rapiña final. Solo nos queda la ilusión de que cuando Bildu, ERC o Pueyo, el de Fonz, fuercen al camarada Pedro a convocar elecciones, el año que viene, la candidata a la presidencia del gobierno sea la madrileña, a ver si se dan el gran batacazo, nos reímos mucho y ellos aprenden de una vez qué es España (y Portugal). Cuando uno envejece en tiempos tan oscuros, se aferra como un aterido náufrago a sus viejos cánones, a sus libros y pelis preferidas. Nos encerramos en nosotros mismos, en nuestras listas y en nuestros hábitos. " En tiempos de tribulación, no hacer mudanza " recomendaba el santo soldado de Loiola. Y muy arriba entre las películas de mi canon está "El secreto de Santa Vittoria" (...

Presentes

Solamente existen dos cosas: la vida y la muerte. La muerte es el segundo principio de la termodinámica, dominante, omnipresente, invencible. La vida es la lucha absurda, desesperada, contra ese principio. Es la excepción, lo heroico, la guerra que se libra sabiendo que se va a perder. La vida son los pimientos de Padrón, mi sobrino saltando las dulces olas del mar Mediterráneo, Francella haciendo de Sandoval en un juzgado oscuro de Buenos Aires, mamándose como un boludo mientras tiene ideas deslumbrantes. A veces, hay más vida y a veces, hay más muerte. Últimamente, nosotros hemos tenido algo más de lo segundo. Murió un primo de Merche de Albacete. Tenía ilusión por viajar y por hacer fotos a la vida, mientras que el cáncer lo iba derrotando, después de una guerra de cinco años de tratamientos, pruebas, dolores, experimentos, viajes a Madrid, más contra experimentos y más dolores. Pero ese hombretón y su retranca seguirán viviendo. En los mejores diálogos de Muchachada Nui está su c...